El deseo de dejar de fumar, tras la reforma de la ley, está a la cabeza de los propósitos para el año nuevo. La demanda de consultas para ello ha aumentado un 30% con respecto a enero del 2010, según el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT).

De paso, se ha resucitado un viejo debate: ¿el Sistema Nacional de Salud debe financiar los tratamientos, como ocurre, por ejemplo, con los disponibles para el colesterol y la tensión arterial?

La ministra de Sanidad, Leire Pajín, abrió el sábado la puerta a esta posibilidad, a pesar de que corren tiempos de crisis y el déficit sanitario supera los 10.000 millones de euros.

Eficacia

Pajín propuso que la financiación se debata en el Consejo Interterritorial de Salud, teniendo en cuenta la eficacia de los tratamientos, como estipula la ley. "La redacción de la ley ha quedado descafeinada", apuntó la portavoz de CiU, Conxita Tarruella, que junto con la del PP, Ana Pastor, defiende la inclusión efectiva y sin demora de estas terapias en la cartera básica de servicios de la sanidad. "Se estudiará, se procurará... Se ha quedado en declaración de intenciones", lamentó Tarruella.

Una enfermedad más

Para la diputada convergente, los fármacos deben incluirse en la cartera, "con el presupuesto adecuado". A su juicio no vale "que se diga que entren y que luego sean las comunidades quienes los paguen".

Pastor, exministra de Sanidad, también defendió la financiación estatal de los tratamientos científicamente probados, como se hace con la vacuna de la gripe, la prestación dental a niños u operaciones de estética a enfermos de sida.

"El tabaquismo es una enfermedad y los fármacos para tratarla deben ser unos más de la cartera, con prescripción facultativa y la aportación que corresponda. No es tan caro. No puede ser un problema de dinero", subrayó Pastor.

Pilar Grande, portavoz del PSOE y principal impulsora de la ley, discrepa: "Es competencia de las comunidades decidir si quieren incluir esta asistencia en su cartera de servicios, y financiarla del todo o en parte. El Estado no puede tomarse esta atribución. No obstante, podría cofinanciarla e incluso pagarla al 100%, pero eso debe decidirlo el Ministerio de Economía".

Seguimiento

Los médicos apoyan la financiación porque "se trata de una enfermedad adictiva, no de un mal hábito", dice Juan Ruiz, presidente de la Sociedad Española de Neumología (Separ); y porque los fármacos, con el debido seguimiento facultativo, elevan el éxito hasta en un 30%, según el portavoz del CPNT, Rodrigo

Córdoba. "Cada año intentan dejar de fumar tres millones de españoles, pero sin ayuda médica solo un 10% lo consigue. La motivación, los tratamientos farmacológicos y las terapias de grupo y de apoyo psicológico son fundamentales", dice.

Separ y la Coalición de Ciudadanos con Enfermedades Crónicas piden que los tratamientos se financien ya al menos para los pacientes crónicos con enfermedades respiratorias, con hipertensión o psiquiátricos.

"Al fumar no mejoran de sus enfermedades y siguen haciendo un gran gasto en fármacos. Es una medida rentable", defienden Juan Antonio Riesco, vicepresidente de la Separ, y Juan Antonio Herrada, presidente del colectivo de enfermos crónicos. Y aportan datos: "Una terapia para dejar de fumar cuesta 150 euros, mientras que tratar un cáncer de pulmón supera los 12.000".