Dos años y medio después del desastre nuclear de Fukushima, la psicosis por los efectos de la fuga radiactiva en el entorno de la central japonesa está muy lejos de difuminarse. Y así continuará la tendencia mientras se sigan sucediendo noticias inquietantes como la que se conoció ayer. Tokyo Electric Power (Tepco) informó de que las muestras de agua subterránea recogidas en el recinto de la planta tenían un nivel de cesio radiactivo hasta 90 veces mayor que el de tres días atrás.

El operador explicó que había recogido muestras en un punto de control entre los reactores y el océano Pacífico con niveles de 9.000 becquereles por litro de cesio-134 y 18.000 becquereles por litro de cesio-137, dos elementos altamente radiactivos. Para contextualizar los registros, basta recordar que el viernes pasado las cantidades registradas de ambos materiales fueron de 99 y 210 becquereles, respectivamante.

Tepco dijo desconocer a ciencia cierta los motivos del aumento de los niveles de contaminación, si bien un portavoz afirmó que se barajaba la posibilidad de que fuera consecuencia de la mezcla del barro infectado con cesio y el agua subterránea que llega hasta la zona donde se ubica la planta. "Continuamos afrontando este problema con los medios de que disponemos, mientras intensificamos las medidas de prevención", detalló.