Rainiero de Mónaco, de 81 años, ingresó ayer en el servicio de reanimación del Centro Cardio-Torácico de Mónaco tras agravarse su estado de salud, según informó el gabinete de palacio después de que algunos medios alertasen del empeoramiento del príncipe monegasco. Ante el deterioro del estado de salud de Rainiero, el heredero, Alberto, que estaba de vacaciones en una estación de esquí italiana, adelantó su vuelta para acompañar a sus hermanas, Carolina (que viajó desde París) y Estefanía, en la cabecera de la cama del hospital.

Rainiero fue hospitalizado el pasado 7 de marzo por quinta vez en poco más de un año a causa de una infección broncopulmonar, que es el punto débil del príncipe monegasco. "Tras varios días de recibir tratamiento que se reflejaron en una ligera mejoría de su estado, una recaída infecciosa pulmonar ha obligado a trasladar al soberano al servicio de reanimación del centro", reza el escueto comunicado de palacio.

El anterior achaque del jefe de Estado de Mónaco concluyó el 2 de noviembre del 2004, después de que permaneciera hospitalizado una semana a causa también de una infección broncopulmonar severa.

El veterano monarca, que ha conocido durante su mandato a siete presidentes franceses y a cinco papas, se ha convertido en un padre para los monegascos, que no ven con buenos ojos que su hijo Alberto ocupe el trono. Los expertos coinciden en que Mónaco le debe su existencia a Rainiero. Si no fuera por su carismático soberano, el principado sería sólo un apéndice de la Costa Azul francesa, visto como un paraíso fiscal y bancario.

No en vano, la prensa internacional cifra en 56.000 millones de euros el dinero depositado en los 45 bancos que hay en los dos kilómetros cuadrados de extensión que tiene el principado, que figura en la lista negra de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre los paraísos fiscales.

En la foto, de izquierda a derecha, Estefanía, Rainiero, Alberto, Ernesto y Carolina, el pasado mes de agosto.