El Tribunal Constitucional (TC) lleva casi cinco años deliberando sobre la ley que permite el matrimonio gay. Y más de tres encallado con el Estatut. Pese a ello, el líder del PP, Mariano Rajoy, salió ayer al paso de la incómoda cuestión sobre si se compromete a derogar la nueva ley del aborto, como le exige el ala dura del partido y el movimiento antiabortista, con el argumento de que no hace falta que incluya su abolición en el programa electoral puesto que los magistrados se pronunciarán antes de las elecciones del 2012.

El vicepresidente del Grupo Popular Europeo, Jaime Mayor Oreja, puso el domingo a Rajoy entre la espada y la pared, en la concentración contra la nueva ley, al mostrarse convencido de que el PP, en el caso de acceder al Gobierno, modificará la norma, ya que "mantenerla sería engañarse a sí mismo". Oreja aseguró además que varios miembros de su partido están "empeñados" en la derogación.

Los colectivos antiabortistas, por su parte, afirman que solo darán su voto al partido que se comprometa "claramente a favor de la vida". El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla ha acusado al Rey de "cooperar con el mal" por rubricar la polémica reforma.

Ayer, la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, emplazó a Rajoy y a su número dos, María Dolores de Cospedal, a clarificar su postura cuanto antes.