TMte dicen que una economista afirmó en un programa de radio que hoy en día no es extraño y excepcional tener ahorrados 200.000 euros en el banco. Seguramente ella los tenía y en su entorno de profesionales de altísimo nivel podía ser algo de lo más habitual. También lo han logrado muchos de nuestros políticos, aunque nos queda por saber si el empujón económico venía de antes de su entrada en los asuntos de la res publica, o bien se ha ido amasando mientras pisaban las mullidas alfombras del poder. Lo cierto es que para una mayoría de la población, en la que abundan los mileuristas, es muy difícil poder ahorrar más de dos mil euros al cabo del año. Se necesitaría una vida laboral de 100 años para poder alcanzar lo que esa economista sostenía tan ligeramente. No sé si la afirmación era tal y como me llegó por twitter, o se trata de una de las múltiples exageraciones y falsedades que circulan por la red. En cualquier caso nos sirve para analizar un fenómeno bastante extendido: el de creer que la realidad que nos rodea es la de todos los demás. Si le ocurre a una tertuliana las consecuencias no son demasiado graves, pero el problema se agrava cuando quienes se encuentran inmersos en ese espejismo son quienes nos gobiernan y nos legislan. Sólo así se explica que modifiquen las leyes arrojando a millones de ciudadanos al oscuro infierno de la precariedad. Supondrán que todos tenemos nuestros 200.000 euritos en una cuenta corriente para ir tirando, o bien viviendas y garajes a tutiplén para alquilar y revender. Su realidad no es la nuestra y me temo que no lo saben.