El hombre inadecuado que llega en el peor momento. Así valoran los británicos la figura de Benedicto XVI y el viaje de cuatro días al Reino Unido que iniciará mañana. La visita del Papa se produce cuando la crisis de los escándalos sexuales del clero católico se halla al rojo vivo. Las últimas revelaciones en Bélgica solo puede contribuir a aumentar la hostilidad hacia el actual jefe del Estado Vaticano. El 83% de los británicos consultados por la empresa Populos para el diario The Times consideran que la Iglesia de Roma ha sido "deshonesta" con las denuncias de abusos sexuales y solo el 14% se muestran a favor de la gira del Pontífice por Inglaterra y Gales.

La opinión pública también observa con enorme distancia la rigidez de la doctrina vaticana y su falta de adaptación a las necesidades de los ciudadanos. El 73% de los interrogados estiman que el Papa ha de abandonar su oposición al aborto. El 79% creen que debería hacer lo mismo con el veto a los métodos anticonceptivos. El 70% condenan la oposición hacía los homosexuales. Y el 72% tampoco comparten el rechazo de la curia católica a la ordenación de mujeres.

Un signo de la falta de entusiasmo que despierta Benedicto XVI son los miles de entradas que siguen sin vender para las tres principales ceremonias de masas que el Pontífice presidirá en Glasgow, Londres y Birmingham. En está última localidad se esperaban para el próximo domingo entre 65.000 y 70.000 fieles con motivo de la beatificación del cardenal John Henry Newman, pero solo asistirán 54.000. Para la misa del jueves en Glasgow se preveían 100.000 asistentes, pero los nuevos cálculos hablan de entre 75.000 y 80.000. Solo la vigilia en Hyde Park del sábado parece capaz de alcanzar la capacidad prevista de 85.000 asistentes. El precio elevado de las entradas y las férreas medidas de seguridad han sido factores disuasorios.

AFRONTAR PROTESTAS "Solo digo que esperamos a ver lo que ocurre", fue la cauta respuesta que ofreció ayer el primado Vincent Nichols, jefe de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales, ante la apatía de muchos y la furia de otros.

Porque Benedicto XVI deberá afrontar las protestas de los presbiterianos, de los defensores de los derechos humanos, de grupos de homosexuales, de quienes exigen la ordenación de mujeres y de quienes apuestan por una sociedad secular. Estos últimos no tienen nada contra una gira puramente pastoral del Papa, pero condenan el carácter de visita de Estado. Una consecuencia de tal tratamiento serán los 12 millones de libras (14,3 millones de euros) que pagarán los contribuyentes, a los que habrá que sumar otros 1,5 millones (1,8 millones de euros) más en seguridad. La Iglesia contribuirá con otros nueve millones. "Un gasto modesto", según Chris Patten, representante del primer ministro en la organización. Opinión que, desde luego, no comparten sus conciudadanos.