El comunicado de rechazo al nuevo obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, suscrito por el 77% de los párrocos de Guipúzcoa, ha despertado una tormenta. Las posturas entre partidarios y detractores del prelado se han enconado en vísperas de su nombramiento, previsto para el 9 de enero. La fractura trasciende el ámbito eclesiástico y llega a los partidos políticos.

Frente a los 131 párrocos, sacerdotes diocesanos y religiosos guipuzcoanos que consideran que Munilla no es la persona adecuada para el cargo, ayer se supo que curas que coincidieron con él durante su estancia en Zumarraga (Guipúzcoa) se ofrecieron para ayudarle en su tarea pastoral. También grupos minoritarios de católicos vascos no nacionalistas están elaborando un comunicado en el que dan su apoyo a Munilla y ven detrás de la carta firmada por la mayoría del clero guipuzcoano un intento de "instrumentalizar" a la Iglesia por cuestiones políticas.

ACUSACIONES Las voces más discrepantes llegaron desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo y el Foro Ermua. El presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Juan Antonio García Casquero, aseguró ayer en Palencia que la Iglesia vasca "en su mayoría ha aprobado el independentismo y el terrorismo" y el Foro Ermua tachó el texto de los curas guipuzcoanos de "extremadamente grave".

La presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, defendió a Munilla frente a los curas que "prefieren hacer política de la mano del PNV". Y el presidente del PP del País Vasco, Antonio Basagoiti, dijo que "se les va viendo la sotana" a esos curas que se negaban "a que celebrásemos funerales de compañeros asesinados por ETA".

El PNV replicó a través del portavoz de la Diputación foral de Guipúzcoa, Eneko Goia, quien insinuó que las palabras de Quiroga demuestran que ha sido el PP quien "ha movido los hilos" para designar a Munilla.