La organización ecologista Greenpeace ha asegurado que al menos tres sondas de la red de vigilancia radiológica ambiental (Revira) detectaron la fuga radiactiva del pasado noviembre en la central de Ascó 1, pero ni el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ni la propia Generalitat, les dieron importancia e, incluso, niegan las acusaciones de los ecologistas. El suceso, catalogado actualmente como de nivel 2 en la escala internacional de peligro (del 0 al 7) no fue conocido hasta finales de abril. En las estaciones de seguimiento se puede apreciar un aumento de la radiactividad ambiental justo cuando se produjeron los trabajos de descontaminación en el sistema de ventilación.