Sus padres pagaban para que unos educadores corrigiesen su comportamiento, pero en el Empord les trataban como animales. Cinco menores, supuestamente hartos de ser maltratados en una masía aislada de Sant Lloren§ de la Muga (Alt Empord ), decidieron escaparse. Los Mossos d´Esquadra encontraron el viernes en Figueres a uno de ellos, que les reveló la situación. Tres personas fueron detenidas como presuntos responsables del centro donde, según la policía, encerraban, pegaban y escatimaban la comida a los chicos, suizos de entre 14 y 17 años.

La casa acogía a menores conflictivos de esta nacionalidad desde hace un par de años, según los Mossos. Las familias de los chicos pagaban hasta 4.000 euros por una estancia de seis semanas. A cambio, los educadores se comprometían a corregir su conducta. Lo que desconocían los padres eran los métodos y las condiciones de suciedad y desorden en las que debían vivir sus hijos. En Suiza son frecuentes los time out , estancias en centros especiales, dentro o fuera del país, en contacto con la naturaleza, para que ciertos chicos con problemas de conducta o adicciones se rehabiliten.

MENOR CON LESIONES Raymond N., francés de 60 años, y la pareja formada por Lorena Elizabeth B., italiana de 30, y Armin Markus S., de 44, fueron detenidos el viernes después de que un joven de 14 años denunciase los hechos. Tras declarar el lunes ante el juez de guardia de Figueres, los tres detenidos quedaron en libertad con cargos.

La víctima fue descubierta por el dueño de un restaurante anexo a la estación de Figueres. Un médico le examinó y comprobó que tenía diversos moratones y heridas. Fue entonces cuando los mossos se desplazaron a la masía de Can Gener, en las afueras de Sant Lloren§, donde encontraron a otro chico.

LECHE CON CEREALES Los otros menores internos habían huido y ya estaban en Suiza, según explicó ayer el inspector de los Mossos d´Esquadra Antoni Verger. Añadió que los arrestados reconocieron que encerraban en jaulas para jabalís a los chicos hasta ocho horas diarias cuando éstos "se portaban mal", es decir, "si se peleaban o no hacían las tareas de la granja".

No obstante, los tres responsables del centro negaron que hubiesen pegado con palos a los jóvenes, tal como narraron las víctimas. Lo que sí admitieron ante la policía fue que, si no se cumplían las normas, debían pasar varios días comiendo sólo leche con cereales. Los mossos encontraron también una hormigonera en la masía a la que habían acoplado una bicicleta para obligar a los internos a pedalear y mover la máquina con la única fuerza de sus piernas.

Se desconoce cuántos muchachos podrían haber pasado por el reformatorio ilegal en los últimos meses. La policía sabe por los padres que los detenidos captaban a los clientes a través de conocidos o bien por anuncios en la prensa suiza.

La delegada del Gobierno de la Generalitat en Girona, Pia Bosch, insistió ayer en que la masía de Can Gener "no tenía permisos para la actividad que realizaba" y que las tres personas responsables de los cinco menores "no tenían ni formación ni título". "Era una instalación. No se le puede llamar ni centro porque era ilegal", dijo.

Fuentes del consulado suizo en Barcelona explicaron que un asistente social se desplazó desde Zúrich para devolver al último joven a su país, donde todos están ya con sus familias.