TVtuelves de vacaciones y te encuentras con un regalo del destino: ha saltado la luz y el frigorífico junto con su contenido se han echado a perder. Entonces llamas al seguro de hogar para dar parte del siniestro y un contestador te indica lo siguiente:

--Está llamando a su seguro de hogar. Le recordamos que su conversación está siendo grabada y que podemos utilizar los datos, incluidos los de salud...

Después te dicen que el seguro que pagas religiosamente no cubre el siniestro, salvo que la compañía eléctrica certifique que se ha producido la avería. Y en el teléfono te responde un robot:

--Le recordamos que su conversación está siendo grabada y que podrá ser utilizada, bla, bla, bla...

Al final te atiende una señorita que te indica que llames a otro número y me pregunta si me interesa unir mi factura de gas y electricidad para venderme no sé qué.

En averías te aseguran que nunca ha habido problemas de suministro en Nuevo Cáceres, a pesar de los microcortes que suelo percibir regularmente.

Después llamas a tu compañía de teléfono móvil porque ves unas llamadas muy raras realizadas desde tu número y que nunca has efectuado. Entonces, en el 1004, una agradable señorita que parece estar en Latinoamérica te habla en un dialecto del español que no se entiende ni jota. Te sientes fatal porque te da vergüenza decirle que no te enteras de lo que dice. Al final es un "problema del terminal". Pero terminal acabas tú del descanso estival, con síndrome postvacacional aún sin haber pisado el trabajo, grabado por todos lados, y con ganas de prenderle fuego a la casa, a la instalación eléctrica y al móvil al unísono. Refrán: Hay muchos caciques y pocos indios.