Mientras medio mundo trata de aprender inglés, los estudiantes británicos muestran cada vez menos interés en estudiar otras lenguas. Si en el 2001 el 78% de los alumnos eligieron un idioma extranjero entre las asignaturas de educación básica, la cifra solo alcanzaba el 51% el pasado año. En un intento por cambiar la situación, el ministro de Educación, Alan Johnson, dijo ayer que la enseñanza de las lenguas extranjeras será obligatoria en las escuelas de primaria a partir de los 7 años y hasta los 14, medida que lleva tiempo aplicándose en la mayoría de países.

El plan, que entrará en vigor en 2010, no incluye la ampliación de la obligatoriedad al equivalente del bachillerato superior, algo que lamenta la Cámara del Comercio Británica, que se enfrenta a serios problemas para encontrar candidatos a los puestos laborales que requieren el manejo de otra lengua. "La decisión de no extender la obligatoriedad es un error y no refleja la importancia que conocer una lengua tiene para la economía del Reino Unido", explicó ayer un portavoz de la entidad. Menos del 25% de los alumnos siguen con el aprendizaje de un idioma después de los 14 años.

Consciente o inconscientemente, los anglosajones esperan que sean los extranjeros quienes hagan el esfuerzo y se defiendan en inglés. "Si queremos que los estudiantes estén más motivados, tenemos que demostrar que aprender una lengua es útil y placentero", aseguró el ministro, que deberá prever el aumento de los cursos y la formación de profesores. "Quiero que las lenguas estén en el corazón de la enseñanza. Cuando antes se empiecen a aprender, mejor", afirmó. El objetivo está bien encauzado: el 70% de las escuelas de primaria inglesas ofrecen la posibilidad de recibir clases de idiomas o se están preparando para ello.

Un gancho quieren usar para convencerlos son los Juegos Olímpicos de Londres del 2012. Entre las lenguas más populares están el español y el italiano.