La naturaleza ha aflojado su amenaza de fuertes lluvias en el Reino Unido y de altas temperaturas en el sureste de Europa. El Támesis, aunque crecido, respetó ayer la capital británica al no salirse de su cauce mientras el Reino Unido, con la respiración contenida, vio como en las últimas semanas ha pulverizado todos los récords: desde 1766, año en que comenzaron a medirse las precipitaciones, nunca había caído tanta agua entre mayo y julio.

Los excesos propios del cacareado cambio climático se están dejando notar, sin piedad, en este verano inglés. La acumulación de lluvias en Inglaterra y Gales alcanza, de momento, los 387 mililitros, aunque la cifra aumentará seguramente en los días que aún restan para que termine el mes de julio. El récord precedente se remontaba a 1789, con 349 mililitros. Las lluvias torrenciales caídas entre el 24 y el 25 de junio en Yorkshire y, un mes después, en el oeste y el centro de Inglaterra han superado todos los registros.

TIEMPO INESTABLE La situación entró ayer en un compás de espera, con un tiempo todavía muy inestable, pero sin que se cumplieran los peores augurios de desbordamiento del Támesis a su paso por varias ciudades cercanas a Londres. La alerta sin embargo se mantuvo en siete localidades ribereñas. Las aguas continuaron bajando lentamente en las regiones afectadas, donde el mayor peligro es ahora de orden sanitario. De hecho, la Agencia de Protección de la Salud advirtió a la población de los elevados riesgos de contaminación que entraña el entrar en contacto con agua estancada.

En Tewkesbury, uno de los lugares donde mayores estragos han causado las inundaciones, dos hombres murieron cuando trataban de bombear agua del sótano de un club de rugbi. Sin electricidad, las víctimas emplearon una bomba que funcionaba con petróleo, la inhalación de cuyos gases fue presumiblemente la causa del mortal accidente. En junio las inundaciones en el norte habían causado la muerte de cuatro personas.

La ola de calor que alimenta los incendios en Italia, Grecia y Bulgaria dio ayer un ligerísimo respiro. Italia, en llamas en el sur y el centro con medio millar de fuegos, redujo su situación de emergencia mientras se realizaban investigaciones sobre el origen provocado de una buena parte de ellos. Los incendios más relevantes se localizaban ayer en la región de Calabria y en la isla de Sicilia.

En las últimas semanas, 4.500 hectáreas de parques naturales italianos han sido pasto de las llamas.

CERCADOS POR EL FUEGO La negativa a abandonar sus poblados cercados por las llamas ya se ha cobrado varias vidas en Grecia. Tres personas, un pastor y dos mujeres, murieron y otra sufre quemaduras de consideración como consecuencia del devastador incendio que el miércoles por la noche azotó la península del Peloponeso. Estos tres fallecidos elevan a una quincena el número de personas que han muerto este verano en los cerca de 2.000 incendios registrados en menos de un mes en Grecia donde las temperaturas han sido de 45 grados a la sombra.

Bulgaria, Albania --que ayer se vieron en la necesidad de solicitar ayuda internacional-- Serbia, Kosovo y Macedonia siguen con problemas para sofocar las llamas, pese a que las temperaturas han bajado.