Miguel, nombre ficticio, es empresario, tiene 39 años y vive en Barcelona. Él entró en Seeking Arrangement hace un año, tras descubrir la página a través de sus amigos inversores, a quienes siempre veía muy bien acompañados. «Cuando quedaba a mis colegas fuera del trabajo, siempre se presentaban con chicas jóvenes y espectaculares. Me parecía raro, pues ellos rondaban los 50 años. Cuando les preguntaba, me decían que eran amigas o sus sobrinas. Al final, me revelaron lo de Seeking durante una cena en la que bebieron más de la cuenta», explica. Miguel tuvo una relación de seis meses con una sugar baby de 18 años que conoció a través de la plataforma mencionada. Su «acuerdo» no era de los más comunes, y es que la joven le pidió a su sugar daddy que le enseñara cómo ganar dinero invirtiendo, así que Miguel le ingresó 1.000 euros en una cuenta de inversiones y le instruyó para multiplicarlo. «Cada viernes nos veíamos y, durante las citas, ella sacaba una libreta y tomaba apuntes de mis explicaciones», cuenta. «Pasábamos la tarde juntos, después salíamos a cenar y, si se daba, nos íbamos a un hotel, pero esto último no siempre ocurría», dice.

Juntos de la mano / Cuando avanzó la relación, Miguel asegura que se enamoró de su sugar baby. «Empezamos a ir de la mano por la calle y a viajar juntos. Fuimos a Alemania, Irlanda, Inglaterra y Mallorca», recuerda. Por supuesto, todo fue pagado por él y a espaldas de la que en aquel entonces era su esposa, a quien le decía que viajaba por negocios. No obstante, la relación con la sugar baby finalizó cuando ella le dijo que quería volver con su expareja. Igualmente, Miguel dice mantener todavía una buena relación con la chica, a quien aún ayuda con sus dudas sobre inversiones. El exsugar daddy explica que para él es primordial mantenerse atractivo. Dicho por él: «Hay algo muy importante que el dinero no puede comprar: el deseo».

Anna, nombre ficticio, estudia un doctorado en la Universitat de Barcelona y es sugar baby. Ella explica que también tiene otro trabajo, pero que no le da el dinero suficiente para vivir, por lo que tomó la decisión de entrar en Seeking Arrangement. La joven tiene más de un sugar daddy, con los queda una vez por semana. Su experiencia, no obstante, dista mucho de la de Miguel. La sugar baby dice que lo que diferencia el sugar dating de la prostitución convencional es la hipocresía: «Lo que más me disgusta es esa falsedad que hay en el trato de los sugar daddies hacia nosotras. Te tratan bien, te proponen quedar solo para tomar un café y fingen que se interesan por ti. Te preguntan qué estudias, qué cosas te gustan... Pero es una falsa modestia: en el fondo solo están pensando en cómo acabar el encuentro».

«Fingen que les importa tu vida, pero sabes que es mentira, una fachada. Además, la mayoría de esos hombres están casados o comprometidos con otra relación. Que no te engañen -asevera-. Es prostitución adornada. Si no hubiera dinero de por medio, obviamente no saldríamos con estos hombres».Anna comenta que la mayoría de sugar daddies tienen un perfil parecido. «Siempre son empresarios o consultores. Al principio parece todo muy bonito, porque te ofrecen viajes e ir de compras. Pero igualmente te sientes mal, sucia», declara. «Me consuelo pensando que se trata de algo temporal», añade la chica.