Los equipos de rescate tampoco pudieron acceder ayer al interior del pesquero Siempre Casina , que naufragó el martes frente a Ribadeo (Lugo), para buscar a los ocho tripulantes desaparecidos. Aunque las condiciones meteorológicas mejoraron, la zona era todavía muy peligrosa para los buzos, por lo que las autoridades ordenaron remolcarlo hacia aguas poco profundas, de menos de 20 metros de calado y con fondo arenoso.

La operación fue complicada, pues el barco ya no estaba ayer tan estable como el martes y el riesgo de hundimiento era mucho mayor. Los equipos de salvamento tuvieron que cortar los aparejos de pesca y señalizarlos para que no provocasen nuevos accidentes en embarcaciones de la zona. Luego, usaron un sistema de boyas rígidas para garantizar su flotabilidad y enlazaron un cabo con el Alonso de Chaves para remolcarlo.

El Siempre Casina avanzaba muy lentamente. Cada hora recorría apenas una milla para evitar desperfectos que pusieran en peligro la operación. Los técnicos aprovecharon la dirección del viento y las corrientes para facilitar la marcha, por lo que pusieron rumbo a Viveiro, aunque ignoraban si será su destino.