Las más de 13.000 toneladas de fuel que aún permanecen atrapadas en los restos hundidos del Prestige serán extraídas, finalmente, por gravedad, pero no con bolsas flexibles, como estaba previsto en un principio, sino mediante cilindros rígidos de acero marino.

Las pruebas que realizó Repsol a 3.800 metros de profundidad tuvieron éxito, pero presentaron varios problemas. Los robots agujerearon los tanques del Prestige y colocaron válvulas para regular la salida del fuel. Posteriormente, llenaron una bolsa lanzadera flexible que subió a la superficie con cien toneladas de hidrocarburo en su interior. Sin embargo, al ser izada al barco nodriza, el recipiente se rompió y provocó un vertido que no llegó al mar.

Para mejorar este sistema, Repsol ha optado por una bolsa rígida, de acero marino, con una capacidad de carga de 300 toneladas y de 21 metros de largo por 4,7 metros de diámetro interno. Estos cilindros retendrán el fuel que sale del pecio y ascenderán hasta quedarse a unos 40 metros de la superficie. Desde allí, el petróleo será bombeado a través de una tubería flexible al buque nodriza.

En una rueda de prensa llena de altos cargos populares, como el ministro de la Presidencia, Javier Arenas; el ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa; el secretario general del PP, Mariano Rajoy, y el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, además del comisionado del Prestige , Francisco Uría, y el presidente de Repsol, Alfonso Cortina, los responsables de la extracción del fuel explicaron que el sistema que han elegido es más barato, ya que sustancialmente costará 66,8 millones de euros.