Todos somos un poco neandertales. Al menos eso es lo que está inscrito en nuestros genes. La duda es, en todo caso, qué porcentaje de esta extinta especie perdura hasta nuestros días. Un nuevo análisis del genoma arcaico que persiste en las poblaciones humanas actuales muestra que el mapa de «restos de genoma neandertal» que habíamos trazado era incorrecto. El continente africano, cuna de las especies de homínidos, sigue manteniendo una huella neandertal en el genoma de sus habitantes. Mucho más de lo que se creía hasta el momento.

La primera vez que se logró descifrar el ADN de un Homo neanderthalensis y se comparó con el de los sapiens ya se encontraron ciertos puntos de conexión. Los humanos modernos de Asia, Europa y América, de hecho, conservan hasta un 2% de genes de sus parientes extintos. Estas mismas estimaciones sugerían que en África apenas quedarían este tipo de rastros, dado que los neandertales se movieron principalmente por Eurasia y, por lo tanto, apenas coincidieron con sus ancestros. Pero este relato ha resultado no ser del todo cierto. El cruce entre especies no solo ocurrió de manera recurrente sino que también dejó un rastro en todos los grupos humanos estudiados hasta el momento.

Este nuevo estudio sobre el genoma neandertal, publicado el jueves 30 de enero en la revista Cell Press, presenta sus resultados a la par que anuncia el estreno de un método estadístico, bautizado como IBDmix, para rastrear estas reliquias en el ADN de los humanos actuales. El trabajo ha tomado como referencia el ADN de 2.504 personas, incluidas en el Proyecto 1000 genomas, para compararla posteriormente con la información genética del famoso Neandertal de Altai. Este enfoque, según argumentan los expertos, ha permitido identificar con más exactitud las secuencias arcaicas de genoma y, a su vez, redibujar el mapa de huellas neandertales. El análisis descubrió, por ejemplo, que los africanos comparten el 7,2% de sus genes neandertales con los europeos y un 2% con los asiáticos orientales. «Es la primera vez que podemos detectar la señal real de ascendencia neandertal en los africanos», comenta Lu Chen, uno de los investigadores responsables del estudio.

Según explican los expertos, estos resultados también ilustran la historia evolutiva de los homínidos y sus vaivenes por tierra firme. La presencia de genes neandertales en África demostraría que la especie cruzó la frontera desde Europa y se cruzó con las poblaciones de sapiens locales. Es decir, con los ancestros de los actuales habitantes del continente. Esto no solo reafirmaría, una vez más, la hibridación entre diferentes especies de homínidos sino que señalaría la importancia de este mestizaje en nuestra evolución.

El éxito del IBDmix, además, pondría en evidencia el problema técnico al que se podrían haber enfrentado los estudios sobre genoma arcaico. Las técnicas utilizadas hasta la fecha, de hecho, se basaban en rastrear los rasgos de genoma arcaico a partir de poblaciones de referencia, algo que podría haber sesgado los resultados en función del punto de referencia utilizado. El enfoque estadístico de IBDmix, de acuerdo con los expertos, permitiría evitar estos errores. «Quizá tendremos que volver a revisar muchos de los estudios y evaluar si este problema ha desechado nuestra comprensión del flujo de genes en otras especies», añade Kelley Harris, experto independiente de Washington al margen del estudio.