Durante el mes de agosto, las playas están hasta los topes. Entre toalla y toalla, máximo hay dos metros, cuando lo habitual es que haya cuatro palmos. El espacio de separación que debe haber entre una y otra toalla no está marcado en ningún lado, pero, dicen los bañistas, hay que aplicar "el sentido común y no meterse unos encima de los otros". En este caso, siempre se puede pedir al recién llegado que se aleje un poco.