Han muerto sus padres, sus hijos, sus nietos, sus sobrinos y sus amigos. Y querían saber por qué. ¿Qué pasó en el MD-82? ¿Por que se cayó? Nadie les supo contestar. "Hay que esperar a la investigación", repitieron los responsables de Spanair. A falta de datos concretos, los familiares de los fallecidos asaltaron a preguntas al subdirector de la línea aérea, Javier Mendoza, que les convocó en un hotel de Madrid. Lo cuestionaron todo. Los hubo exaltados. Los hubo llorosos. Los hubo precisos. Los hubo tranquilos. Y hubo un joven que, harto de las explicaciones, susurró entre dientes "hijos de puta". Fue el único insulto.

Más de cien familiares estuvieron presentes en el encuentro con el responsable de Spanair. Ayudado por unas diapositivas, Javier Mendoza trató de explicar que el comandante del MD-82 siniestrado pidió revisar el avión cuando detectó un problema en la sonda que mide la temperatura exterior. El mecánico "desenchufó" el dispositivo. Fue una actuación "correcta, según el manual", destacó el responsable de la compañía. "¿Fue esta la causa del accidente?", se preguntó. "Pensamos que no es razón suficiente para causar un siniestro tan grave", concluyó. "¿Qué pasaría si no se hubiera desconectado?", dijo un señor. "Eso es especular. Y es mejor no hacerlo. Hay que esperar a la investigación", contestó el subdirector de Spanair.

"Yo soy maestra. No entiendo de aviones. Pero creo que, cuando un aparato tiene un problema, hay que ir al origen de la cuestión. No entiendo que un avión pueda volar cuando se ha visto que hay un problema. ¿Por qué no lo investigaron?", dijo en tono tranquilo una señora. Mendoza le contestó que el MD-82 podía haber efectuado el viaje Madrid- Las Palmas con el dispositivo desenchufado. No lo necesitaba para volar. El mecánico, añadió, también hubiera podido decidir suplantar todo el dispositivo en lugar de desenchufarlo, algo que hubiera llevado "mucho más tiempo". "¿Tiempo?", subrayó otra señora. "Yo hubiera esperado hasta septiembre o hasta diciembre", añadió.

Ayuda de psicólogos

Los familiares --vigilados de cerca por decenas de psicólogos-- siguieron poniendo a Mendoza entre la espada y la pared. Pregunta: "¿Está de baja psicológica el mecánico que revisó el avión?". Respuesta: "Le hemos ofrecido asistencia psicológica". Pregunta: "¿En Iberia hubiera pasado algo así?". Respuesta: "Eso se lo tendrán que preguntar a ellos". Pregunta: "¿Hacen ustedes las revisiones de sus aviones en México porque allí sale más barato?". Respuesta: "No, en absoluto".

En las primeras filas se sentó un señor que increpó al subdirector de Spanair por "secuestrar" a los pasajeros. "El comandante no permitió que nadie saliera del avión aunque hubo gente que lo pidió", gritó. No hay datos oficiales.