Cordero ha identificado dos genes relacionados con la fibromialgia, que se podrán usar como dianas terapéuticas con aplicaciones farmacológicas a corto plazo. Trabaja también con la coenzima Q10 en tratamientos que benefician a enfermos. Sus avances, reconocidos internacionalmente, se plasman ya en dos ensayos clínicos con pacientes, uno en el hospital de Cádiz.