La faceta más conocida de Antonio Vélez Sánchez ha sido la de ser, durante casi 14 años, alcalde de Mérida. Pero si hay algo que ha tenido que sacrificar por su carrera política ha sido su vocación de escritor entregado. Durante la Feria del Libro salió a la venta su obra ´Postales de la Memoria´, un compendio de sus artículos publicados en prensa, que se puede calificar como una gigantesca postal de la historia reciente de Mérida.

Como confiesa el propio Vélez, su libro "son retales de la memoria. Es el reflejo de unas vivencias en un tiempo en el que todo era diferente. La sociedad era más callejera, más limitada, más pobre en recursos, más solidaria y más afectiva. Cercana quizás". Recreando pasajes como la historia de la Cruz de Carija, los cines de la infancia, los guateques o el ferrocarril, Antonio Vélez dibuja el perfil de una época que como él mismo indica "fue dura. Había una dictadura y aunque nosotros estábamos un poco al margen, porque nuestros mayores no quisieron implicarnos en ese potencial de recuerdos negativos, lo fuimos descubriendo poco a poco. Aunque en el libro hay más buenos recuerdos que malos, porque siempre procuras extraer del pasado lo más notable, apacible y confortable. Eso es condición humana. Se resaltan más los fulgores que las tristezas".

Su literatura surge porque en Antonio Vélez siempre estuvo la tendencia de recrear y atesorar recuerdos y porque su padre "tendía a fantasear y poseía una excelente memoria. Tenía una gran impronta. Y eso, quizás se hereda. De ahí esa predisposición innata en mí a escribir", argumenta. A través de los artículos vamos descubriendo una ciudad que "se ha ido formando con personas que vienen de fuera, ferroviarios por ejemplo, que trajeron elementos que se arraigaron. Esas son el tipo de vivencias que narro porque enriquecen el mosaico social de Mérida". Su ciudad para Vélez, "es una ciudad mágica, con los trenes, las fábricas, los campos, los ríos y la gran osamenta pétrea que diría Larra, la arqueología, componían un universo irrepetible".

Trascendentes

El río, el agua, el verano, son elementos trascendentes en sus vivencias, por lo no que no son pocas las veces en las que Antonio Vélez narra esos pasajes tan confortables en sus escritos. El río "era la prohibición, una tremenda atracción. Nosotros vivíamos el verano en el río pero en contra de la opinión de los padres que no querían ni escucharlo, ya que se cobraba un tributo duro todos los veranos, porque se ahogaba gente. Era una época en la que aprendíamos a nadar de forma clandestina. Nos apasionaba tanto el Guadina como Albarregas. Era nuestro mundo más glorioso: el mundo del verano".

Si tuviera que quedarse con un artículo de los que aparecen en el libro, sería sobre todo con ´Nostálgico Club Lago´, de Proserpina, "como una especie de revival en una sociedad que pretendía a salir en los años 60 con el esplendor de la generación perdida americana". En cuanto a su rincón favorito de Mérida, no duda en rescatar de sus recuerdos el área de Las Siete Sillas. De ellos surge aquel conjunto arqueológico "cerrado por tapias muy poderosas, controladas por el guardia Juanito Perdigón. Era mágico: las galerías que salían del anfiteatro, las termas, el peristilo, y aquella magnífica escena en la que hacíamos nuestras representaciones de improvisados ´Otelos´ ".