China, que tradicionalmente ocultaba las epidemias bajo la alfombra, ha reaccionado esta vez con celo. Excesivo, según México. Las autoridades han aislado y puesto en cuarentena a unos 70 mexicanos en diferentes ciudades chinas. El sellado es absoluto: ni siquiera al embajador en Pekín, Jorge Guajardo, se le permitió la entrada en un hotel donde permanece retenida una decena de compatriotas. Además, las autoridades del país norteamericano han denunciado que todos los viajeros mexicanos que llegan a China son retenidos procedan de donde procedan. Pekín negó ayer que exista discriminación y pidió "comprensión". Por toda respuesta, México envió un vuelo chárter destinado a repatriar a los ciudadanos que lo desearan.