El aumento espectacular de investigadores y medios dedicados a avanzar en el estudio del mal de Alzhéimer solo se ha traducido en los últimos 10 años en ligeras mejoras en el diagnóstico y mayores esperanzas en el terreno paliativo. "No sabemos cuándo se curará. La expectativa de un tratamiento con células madre es una cosa de futuro", resumió ayer Jesús Avila, coordinador del simposio internacional sobre avances en el alzhéimer celebrado en Madrid. Mientras llega la receta para atajar este mal neurodegenerativo que actúa en muchos puntos del cerebro e implica a innumerables genes, el encuentro ha subrayado la importancia de la detección precoz, porque el retraso diagnóstico ronda todavía el año y medio en España.

Los expertos han comprobado que un deterioro cognitivo leve se convierte en formas más severas a un ritmo del 12% anual, y sobrecarga, además, el peso que soportan las familias, que cuidan en sus casas al 85% de los más de 800.000 enfermos existentes en España. Según Blanca Clavijo, presidenta de la Asociacion para las Familias con Alzhéimer (Afal), mientras se sigue investigando un remedio que ataje la enfermedad, adelantar en cinco años el diagnóstico supondría en la práctica rebajar un 50% los casos, ya que facilitaría un tratamiento precoz que, aun siendo paliativo, permitiría estabilizar al paciente en la fase de "deterioro cognitivo leve".

El Ministerio de Sanidad se volcará en la realización de una guía de práctica clínica que permita un mejor diagnóstico precoz en el sistema sanitario, prometió su titular, Bernat Soria, en vísperas del Día Mundial del Alzhéimer que se celebra hoy. Su utilidad, según el ministro, está fuera de toda duda, sobre todo cuando la generación del baby-boom de los años 60 llegue a la edad de riesgo en menos de 20 años. Dos especialistas dibujaron para entonces, si los avances no llegan, este crudo panorama social, sentimental y económico: los enfermos pasarán del millón, sus cuidadores habrán de dedicarles 350 horas mensuales, un sacrificio material de unos 30.000 euros anuales y un desgaste emocional creciente.