Los que los han visto los describen como "dos bolitas moteadas y muy negritas". Aún no se sabe su sexo, su tamaño o su peso, sólo que sus nombres empezarán por la letra C y harán referencia a alguna planta. Son los dos nuevos cachorros de lince que forman la segunda camada que nace en el centro de cría en cautividad de El Acebuche, en Doñana, y con ellos se empieza a vislumbrar un futuro para una de las especies más amenazas.

Los dos cachorros son hijos de Saliega, Sali, la hembra que en marzo del pasado año ya dio a luz a otras tres crías, Brezo, Brisa y Brezina, que falleció tras una pelea con su hermano. Nacieron la noche del jueves y su estado de salud es bueno, según han podido comprobar los equipos de veterinarios comandados por Astrid Vargas. Hasta dentro de unos días no podrán acercarse a las jaulas, para que nada altere la vida de los cachorros, por lo que, de momento, se tienen que conformar con seguir sus andanzas a través de monitores y cámaras de vídeo, como el resto de visitantes del centro.

Instinto maternal

La madre ya ha empezado a limpiarlos y a amamantarlos, y sólo se ha separado de sus hijos para cazar conejos. Los veterinarios dejarán que los críe, y no intervendrán salvo que sea necesario. "Ahora estamos más tranquilos y con cierta confianza, porque Sali ha demostrado que es una buena madre con sus primeros tres cachorros", dijod la consejera de Medio Ambiente de Andalucía, Fuensanta Coves.

Además, no se descarta que alguna otra de las cinco hembras acogidas en El Acebuche, como Esperanza o Adelfa, pueda parir en los próximos días, ya que ambas han ganado peso en los últimos meses. No obstante, los técnicos no han podido comprobarlo aún porque se procura manipular lo menos posible a las hembras de lince, especialmente si se sospecha que están preñadas. Así, habrá que esperar a que se cumpla el tiempo de gestación para comprobar que no son embarazos psicológicos. Si llegan a buen puerto, el recinto de Doñana se quedará pequeño, por lo que en breve podría entrar en funcionamiento un segundo centro de cría en la Sierra de Santa Elena en Jaén. Allí serán trasladadas los cachorros que vayan naciendo, para que maduren sexualmente, y las nuevas capturas.

El programa de cría en cautividad marca el 2010 como fecha tope para comenzar la segunda fase, es decir, la reinserción de los ejemplares en su hábitat natural. Para ello se les prepara desde pequeños, cuidándoles con el suficiente grado de libertad para que que no olviden su naturaleza salvaje y puedan subsistir en este medio.

Las administraciones consideran que estos nuevos nacimientos consolidan el plan de cría en cautividad del lince ibérico, del que sólo quedan unos 170 ejemplares en toda Andalucía. Pero los esfuerzos de Junta y Ministerio de Medio Ambiente se centran también en la ampliación y recuperación del medio natural.