Entre gritos de "guapa, guapa", Rocío Jurado abandonó ayer el Hospital Montepríncipe de Madrid. Dentro, la cantante dejaba 20 días de internamiento y un informe médico del que sólo se conocen una operación de nueve horas y una extracción de vesícula. Al otro lado de las puertas, le esperaban para darle la bienvenida un retén de seguidores y un batallón de cámaras. Incluso el programa A la carta de Antena 3 se jactó de transmitir en directo el momento. Y la Jurado, visiblemente emocionada, sacó fuerzas de flaqueza. La de Chipiona repartió besos y levantó el pulgar, como diciendo "todo correcto". Luego, cuando entraba en el coche, tuvo un gesto más de dentro al llevarse la mano a la medalla que le cuelga del cuello.

La intérprete, de 60 años, salió del hospital poco antes de las seis de la tarde. Parapetada tras unas gafas de sol tamaño folclórica, la cantante se encaminó al coche con paso tranquilo, vestida con un conjunto rosa. Salió como una artista: peinada, portando un gran ramo de rosas y agradeciendo a todos el interés por su estado de salud.

Su cortejo al salir de la clínica lo formaban su marido, José Ortega Cano; su hermano y mánager, Amador Mohedano, y su hija, Rocío Carrasco (en la foto, la cantante rodeada por todos ellos). El novio de Rocío Carrasco, Fidel Albiac, había abandonado el centro hospitalario poco antes, cargando con unas bolsas de equipaje. La comitiva, supuestamente, se dirigió a la casa que Rocío y su familia tienen en la urbanización madrileña de La Moraleja.

INGRESO DE LA ARTISTA Las alarmas sobre el estado de salud de la cantante se dispararon el pasado 2 de agosto. Ese día, se supo que la artista de Chipiona había ingresado el 30 de julio, aquejada de una afección hepática que le estaba provocando fuertes dolores en el abdomen.

La duración de la intervención --nueve horas-- llevó a pensar en los peores pronósticos. "Ha sido una operación de caballo", dijo el 2 de agosto el hermano de la cantante. "Lo que puedo decir es que le han quitado la vesícula y le han eliminado las obstrucciones que tenía de las vías biliares. No pienso pronunciar la maldita palabra", añadió, crípticamente, en un mensaje que desde los medios se descifró como una alusión al tumor que sufrió su propia madre.

Durante las casi tres semanas que Rocío Jurado ha permanecido en el hospital madrileño no ha dejado de recibir achuchones de familiares, amigos y colegas. De la comunidad folclórica ha destacado por significativa la visita de su eterna rival artística, Isabel Pantoja. Pero la movilización por el estado de salud de la cantante podría llamarse transectorial : la Hermandad de Jaén celebró una misa por la cantante y el cura de Chipiona quiso enviarle un rosario bendecido.