Rodrigo Lanza, el joven de origen chileno acusado de matar a un hombre al que se enfrentó por llevar unos tirantes con la bandera de España, ha declarado este lunes en el juicio por el que se enfrenta a 25 años de prisión. En su comparecencia ante el tribunal, y con un aspecto muy distinto al que llevaba en Barcelona cuando dejó tetrapléjico a un guardia urbano, el activista ha alegado que actuó en defensa propia. "Pensé que iba a morir, solo traté de defenderme", ha aseverado. También ha defendido que su intención fue solo la de "aturdir" a la víctima, no matarlo con sus golpes.

Lanza se ha emocionado en varias ocasiones durante su relato de los hechos. Ha insistido en que actuó bajo la influencia del alcohol (tres rondas de chupitos, una litrona y tres jarras de cerveza) y por miedo a la navaja (que nunca apareció) que según él llevaba la víctima, Víctor Laínez. "Le di un golpe, cayó al suelo, tuve terror de que se levantara con el cuchillo y le di más golpes". También ha insistido en que no vio los tirantes rojigualdas a Laínez, que vestía una chaqueta negra, informa 'El Periódico de Aragón'.

"ME ECHÉ A LLORAR"

A preguntas solo de su abogado defensor, Endika Zulueta, y del magistrado presidente, José Ruiz Ramo, Lanza ha reconocido que "no pensaba que había causado lesiones graves y mucho menos la muerte". Se enteró del fallecimiento de Laínez en los calabozos del Cuerpo Nacional de Policía. "En ese momento me eché a llorar", ha asegurado, mientras se emocionaba.

Lanza ha relatado que aquella noche iba con un amigo y dos amigas de este. Los cuatro accedieron al bar El Tocadiscos por la noche, donde estaba Laínez. "Pedí un cubata, no me acuerdo quién lo hizo porque estaba tocado y Pablo me comentó que el hombre de la barra era un conocido fascista del barrio; yo me quedé extrañado e incómodo, pero no le di más importancia. Sin embargo el hombre me miró, hizo un gesto con la cabeza y yo fui a hablar con él, lo hice como para hacerme el chulo con las chicas, una niñatada, pero no hubo ni amenazas aunque fue una conversación tensa", ha dicho.

Tras ese primer encuentro, según Lanza, él regresó a la zona en la que estaba con los amigos para decirles lo que había pasado y se lo recriminaron. "Una de las chicas dijo que desde que me había acercado, él no paro de usar el móvil, nos entró paranoia de a ver si viene alguien y dije vámonos de aquí, me acojoné", ha afirmado.

Ya había abierto la puerta para que pasaran las chicas cuando su amigo Pablo, tal y como ha recordado, le gritó: "Cuidado, lleva una navaja"; "en ese momento Laínez se acercó a mí, así que le di una patada como para alejarlo, le empujé en el torso". "El hombre vino hacia mí, entré en las puertas y entré en pánico", ha apostillado.

"Pensé que me iba a matar entre las dos puertas y le intenté alejar a patadas, en una fuerte lo alejé y ya no me acuerdo de nada", ha recalcado, a la vez que ha añadido que le dio un golpe que le hizo caer al suelo. "Tuve terror de que se levantara con el cuchillo y le di golpes", ha incidido.

"SIENTO SU DOLOR"

Su declaración ha finalizado diciendo que actuó porque se le atacó. "Yo no sé qué decirles a los familiares, siento su dolor, pero yo solo traté de defenderme".

Mañana continuará el juicio contra Lanza, quien ha cambiado radicalmente su imagen. Atrás quedaron las rastas, los piercing y la ropa de estética antisistema y hoy se ha presentado ante el jurado popular con camisa azul, pantalón beige, zapatos marrones y abrigo del mismo tono.