Roma cocina a fuego relativamente lento la nueva línea de la Iglesia española. Pero la receta es inequívoca. Fuentes vaticanas consideran más que "probable" que el papa Francisco nombre antes de Navidades al sucesor del hasta hace bien poco todopoderoso cardenal Antonio María Rouco Varela como arzobispo de Madrid. De 77 años, lleva dos de prórroga, tras presentar la renuncia al cumplir los 75 como es preceptivo. Pero no es eso lo que marca el momento del relevo del ultraconservador y belicoso arzobispo. Simplemente, estos tiempos ya no son sus tiempos.

Para tomar el pulso a la situación de la Iglesia en España, el Papa se ha entrevistado largamente con el arzobispo emérito de Pamplona y exsecretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Fernando Sebastián; el arzobispo emérito de Zaragoza y expresidente de la CEE, Elías Yanes, y Elías Royón, hasta el pasado lunes presidente de la Confer, la conferencia de las órdenes religiosas españolas. Con Sebastián pasó toda una tarde, y con Yanes y Royón, por separado, más de una hora. Los tres le manifestaron la necesidad de un cambio del hasta ahora siempre tenso discurso público de una Iglesia española que, sostuvieron, es más plural de lo que Rouco representa. Hablaron también de cargos: de sedes episcopales vacías o a punto de estarlo, y de la presidencia de la CEE.

VISITA EN GRUPO El mandato de Rouco al frente de los obispos acaba en marzo. Semanas antes, todos ellos desfilarán por Roma en visita ad limina, que el Vaticano ha adelantado precisamente por esa razón. El Papa les recibirá por grupos, pero los 79 coincidirán durante tres días. Ahí se perfilará el futuro de la CEE. En todo caso, la elección por goleada esta semana del extremeño José María Gil Tamayo como nuevo secretario general y portavoz, en sustitución del controvertido Juan Antonio Martínez Camino, ha sido ya sin duda ilustrativa: el candidato de Rouco, su obispo auxiliar César Franco, solo sacó 12 votos.

En estos últimos meses, la nunciatura de Madrid, dirigida por Renzo Fratini desde el 2009, ha ido enviando sus informes al Vaticano, en los que Rouco no sale muy bien parado. Fratini se quejaba de que, con Benedicto XVI, el arzobispo madrileño se manejaba mejor en el Vaticano que la propia nunciatura. Por ejemplo, deshaciendo las tradicionales ternas de candidatos a obispo presentadas por esta. Pero "con Francisco es otra cosa", destacan fuentes vaticanas. Rouco había obtenido de Ratzinger el compromiso de que permanecería en la archidiócesis hasta los 80 años y de que su delfín, el obispo auxiliar Fidel Herráez, iba a ser nombrado obispo coadjutor, lo que conlleva la sucesión automática. La operación ha quedado en nada.

El baile de cargos no tardará pues en empezar. Para Rouco, el peor de los candidatos --a lo que sea-- sería el cardenal Antonio Cañizares, de 68 años, exarzobispo de Toledo y actualmente prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Se les pueden suponer afinidades ideológicas, pero están personalmente muy distanciados. Cañizares mantiene además buenas relaciones con el Gobierno español, mientras que Mariano Rajoy aún no le ha perdonado a Rouco el papel de la Cope, la radio de los obispos, en los intentos por descabalgarle del liderazgo del PP.

Al Papa sí le vendría bien el regreso de Cañizares a España: "Le daría una salida, ya que en la curia no ha encajado bien, y en Roma dejaría un puesto libre". Eso sí, el cardenal valenciano no responde en absoluto a un perfil renovador. Bastará recordar su famosa frase del 2009 sobre el escándalo de la pederastia en la Iglesia irlandesa: "No es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios con los millones de vidas destruidas por el aborto".

OTROS DESTINOS Cañizares también podría ser nombrado arzobispo de Sevilla o de Valencia, con lo que uno de los titulares de estas diócesis, Juan José Asenjo y Carlos Osoro respectivamente, podría pasar a Madrid. En ese caso, Rouco preferiría que le sucediera Asenjo (exsecretario de la CEE), ya que Osoro es considerado "más independiente". Fue de hecho el único que aplaudió públicamente al Papa cuando, el pasado septiembre, este pidió que la Iglesia hablara menos del aborto y la moral sexual y se dedicara a ayudar a las personas y curar heridas. La CEE calló.

"Junto a estas tres hipótesis cabe una cuarta, que sea autónoma del Papa", no se olvidan de apuntar las fuentes vaticanas.