Usted, que iba para aviador, a pesar de pertenecer a una larga estirpe de médicos, se enamoró de la Medicina por casualidad. ¿Por qué se especializó en Ginecología? Porque me encantan las mujeres (risas). Fue una corazonada. Me metí en el hospital como interno, empecé a hacer partos como loco -yo calculo que llegué al millar al acabar la carrera-, incluso haciendo la mili en La Granja volvía los fines de semana para hacer guardias. Me entró una locura. Siempre he tenido mucha entrega y me sigue apasionando mi trabajo.

¿Cómo derivó a la Unidad de Mama? En 1978, por indicación del profesor Del Sol, un catedrático que me animó a dedicarme a la patología mamaria. Por entonces no existía ninguna subespecialidad: cuando llegaba una señora con un bulto se le abría y, si era cáncer, se la hacía una mastectomía (se le quitaba el pecho). No había otra solución. Estudié en París-Norte, donde estaba la única universidad que daba el título de senólogo (el que estudia la mama sana y enferma). Y volví a Madrid, a operar cánceres… ya he alcanzado los 6.000. En los últimos cinco años, se han operado 1.700 mamas en este servicio.

Dentro de poco cumplirá los 40 años de profesión, ¿sigue teniendo referentes? Sí, mucha gente en Europa. Y en Cataluña ha existido un movimiento muy importante de senología. Pero lo que más me ha hecho crecer son las más de 6.000 mujeres que han pasado por mis manos.

¿De qué se siente más orgulloso? De todas mis enfermas. El trato personal con las pacientes es lo que más satisfacción me da.

¿Uno aprende a dar malas noticias? Siempre se pasa mal. Pero lo que yo les digo a mis alumnos es que lo más difícil es lograr que una mujer con cáncer logre salir con una sonrisa de esperanza de la consulta. Es decisivo transmitir que hay muchas probabilidades de que se cure. Es un momento muy duro.

¿Más duro que cuando se opera? Es diferente. Operando se requiere destreza y tienes un equipo contigo pero, al comunicar, estás solo frente a la paciente. Hay tantos sentimientos,esperanzas, miedos puestos sobre la mesa... Con ella, desde ese momento, comienzas una relación de dependencia para toda la vida.

O sea, que lleva una mochila muy grande… Sí. La que peor lo lleva es mi mujer (risas), pero lo aguanta, es fuerte.

¿Qué ha sido lo peor de todos estos años? Cada vez que hay una recaída, cuando reaparece la enfermedad, sobre todo en una mujer joven. Es un hecho muy difícil de aceptar para un médico. Después de haber puesto todo el conocimiento, el empeño, la esperanza… se nos caen todas las defensas.

Habrá operado a todo tipo de mujeres (entre ellas, a la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre). ¿Aún le siguen sorprendiendo? Sí, cada día. La senología es la especialidad de la humildad, porque cada vez que nos tiramos un farol, la patología nos pone en nuestro sitio.

¿Es verdad que las mujeres son más fuertes que los hombres o es un tópico? En fuerza bruta, claro que no, pero en afán de superación, sí. Hoy en día, el 75% de los alumnos de Medicina son mujeres; eso quiere decir que han estudiado y se han esforzado mucho más.

El cáncer de mama es el tumor más frecuente entre las mujeres occidentales, pero no en todo el mundo, ¿es cuestión de raza? No, porque las mujeres chinas que viven en Estados Unidos lo padecen muchísimo más que las que viven en China. Los factores medioambientales son fundamentales.

¿Se puede prevenir? Hay gestos que ayudan a prevenirlo, como hacer ejercicio, no tener sobrepeso, no tomar alcohol, no fumar, no tomar tratamientos hormonales sustitutivos… pero el cáncer de mama no tiene una prevención primaria, si no secundaria; esto significa que puedo tener cáncer, pero si lo trato bien, puedo curarme.

¿Desde cuándo y cada cuánto han de hacerse mamografías para controlarlo? Es positivo que la preocupación por la salud mamaria de las mujeres haya aumentado en los últimos años y es necesario acudir a revisiones a partir de los 35 años, pero no siempre se harán mamografías. Si no existen factores familiares o hereditarios, no está justificado hacerlas antes de los 50 años (a partir de entonces, se harán screening cada dos años). Aunque ha aumentado la incidencia de cáncer de mama en todas las edades, no se ha observado un aumento significativo en las mujeres menores de 40 años.

¿Por qué sólo hay datos objetivos desde el 2012? En España ha habido muy mala recogida de datos de cánceres en todas las enfermedades; el registro de tumores es muy deficiente. Hasta hace nada no se sabía cuántos tumores aparecían al año… Sobre todo porque las clínicas privadas, ¿a quién enviaban el dato, para hacer una estadística e incidencia? Por eso hemos pasado de tener 15.000 cánceres al año hace una década a tener 24.000. La incidencia no ha aumentado tanto, solo que antes no estaban todos los datos reflejados.

Hay distintos cánceres de mama, ¿unos más peligrosos que otros? La diferencia reside en el modo de tratarlos. La mama tiene un serie de conductos que se van ramificando y que terminan en unos lobulillos, que es donde se produce la leche materna. El 95% de los tumores se producen o en los conductos o en los lobulillos. Los del conducto se llaman carcinomas ductales y son el 85%. Y tienen características especiales y se tratan de diferente forma: por ejemplo, cuando están en el lobulillo existe la tendencia de que se reproduzca en la otra mama y de que haya varios focos. Cuando es lobulillar con varios focos, lo ideal es hacer una mastectomía; mientras que si es conductal con un solo foco, con hacer una pequeña incisión es suficiente.

¿Es partidario de que cuando una mujer padece un cáncer, pregunte una segunda opinión? Sí, pero si después de tratar 6.000 cánceres, no la convenzo, me retiro (risas). La experiencia te da la seguridad de que estás en el diagnóstico correcto. Pero que consulte a alguien que sepa, con autoridad, porque aquí también hay mucho charlatán.

Cuando una paciente tiene cáncer, ¿está tan claro cuál es el tratamiento a seguir en cada caso, si hay que operar o dar quimioterapia? Para eso han nacido las unidades y los comités de Patología Mamaria, que es la base del éxito de todo el tratamiento. En ellos hay radiólogos, oncólogos, radioterapeutas, psicólogos, medicina nuclear… un equipo de unas 30 personas que dan su punto de vista, cada miércoles, antes de afrontar cada paso en cada caso. Es tremendamente enriquecedor y te abre nuevas perspectivas. Es muy difícil que uno solo llegue a dominar todos los aspectos. Tenemos cuatro quirófanos cada semana dedicados a operar.

Y para decidir qué tratamiento debe seguir cada paciente (quimioterapia o extirpación), ¿hasta qué punto les ha facilitado la vida los nuevos test como el Oncotype DX? El Oncotype DX es magnífico: ha venido para solucionarle muchísimos problemas al oncólogo y para salvarle la vida a muchas pacientes… Es un estudio de los genes del tumor que es capaz de decirnos la tasa de recaída que va a tener ese tumor y si va a ser efectiva la quimioterapia. De esta forma, nos ahorramos sufrimiento por parte de la paciente y dinero en carísimas sesiones de quimio. Y se pasa directamente a la extirpación. Hacemos unos 50 Oncotypes al año y es conveniente que lo haga la sanidad pública, porque es un test muy caro (2.700 euros a nivel individual). En el Clínico hicimos un estudio y sale más rentable utilizar este test, unos 80.000 euros de ahorro.

Cuando una paciente tiene antecedentes familiares, ¿aconseja una mastectomía profiláctica o una quimioprevención para evitar males mayores? Hay cuatro tipos de riesgos en una mujer. Epidemiológico (las señoras que han tomado la píldora en su juventud…) ; histológico; familiar (más de dos o tres cánceres de mama u ovario en la familia o por debajo de los 35 años), y genético (tiene los genes BRCA-1 y 2 positivos). Ante esto, una de las medidas que se le puede ofrecer es la cirugía reductora de riesgo. Pero es importante saber que, aunque te quites los pechos como Angelina Jolie, puedes seguir teniendo cáncer. No se elimina el riesgo totalmente, aunque te quites el 90% del tejido. Y eso hay que decirlo claramente.

Si una mujer tiene esa mutación de los genes BRCA, ¿lo mejor es que se opere o que se vigile? Depende en qué momento de la vida esté, puede ser joven y querer tener hijos… yo esperaría a tener la menopausia. Pero cada vida es un mundo y hay que estudiar todos los factores.