Como el resto de astronautas de la NASA, Lisa Nowak era la imagen de la profesionalidad, del rigor científico, de la disciplina militar... Desde el lunes, cuando fue arrestada por la policía de Orlando (Florida), esta mujer de 43 años, casada y madre de tres hijos, es la encarnación de una persona consumida por los celos y desquiciada hasta un punto criminal. Ayer fue acusada de intentar asesinar a otra mujer, piloto del Ejército, por su supuesta implicación romántica con otro astronauta. El caso ha sacudido a EEUU y a la NASA, que ayer luchaba para intentar frenar los efectos del escándalo.

Nowak es una capitana de la Marina que forma parte del selectivo grupo de astronautas que han viajado al espacio (lo hizo el verano en un transbordador). Supuestamente mantenía una relación extramarital --que ella misma ha definido como "más que profesional pero menos que romántica"-- con William Oefelin, un comandante de 41 años que, como ella, vive en Houston (Tejas) y que viajó al espacio también en noviembre. El tercer vértice del triángulo es Colleen Shipman, una mujer de 30 años, capitana de las Fuerzas Aéreas, que trabaja para la NASA en Florida y de la que Nowak sospechaba que mantenía también una relación con Oefelin.

Según la información de la policía de Orange, cogió un coche el domingo y condujo más de 12 horas para recorrer los casi 1.500 kilómetros que separan Houston de Orlando. Incluso se puso un pañal para no tener que detenerse siquiera para ir al baño.

Camuflada y armada Nowak llegó alrededor el lunes a Orlando, donde aterrizaba Shipman, y la siguió. Cuando estaba en su coche, Nowak --que iba disfrazada con peluca, gafas y un abrigo y que al parecer nunca había coincidido en el trabajo con Shipman-- intentó hacerle creer que necesitaba ayuda y, llorando, le pidió que le dejara su móvil o la llevara en su coche.

Cuando Shipman bajó un poco la ventanilla, Nowak la atacó con un espray de pimienta. Shipman consiguió huir en su coche y alertar a los servicios de seguridad del aeropuerto. La policía localizó poco después a Nowak, que llevaba una bolsa en la que tenía, entre otras cosas, un mazo de acero, una navaja con una hoja de 10 centímetros y bolsas de basura. En su coche, aparcado en un motel cercano, encontraron una carta de amor a Oefelin, guantes de látex, correos electrónicos entre el comandante y Shipman y direcciones escritas a mano para llegar a la casa de su potencial víctima.

Ayer, tras su primera comparecencia ante un juez, fue puesta en libertad bajo fianza de 10.500 dólares y acusada de intento de secuestro, asalto e intento de destrucción de pruebas. El juez le obligaba también a ponerse un GPS que tenerla localizada y le prohibía tener contacto con Shipman. Pero hubo aún otra vuelta de tuerca. Cuando había pagado la fianza y estaba a punto de salir, la policía de Orlando presentó otro cargo: intento de asesinato en primer grado. La libertad quedó suspendida.