Desde el primer momento, la gestión de la crisis del covid-19 ha sido una cuestión de equilibrios: entre la crisis sanitaria y la económica; entre la dureza del confinamiento y la infausta curva; entre los expertos y los políticos; entre las directrices y normas del Gobierno y la responsabilidad de la ciudadanía. Decretado ya el inicio de la desescalada, la crisis pasa a ser un enorme rompecabezas, el que deben construir las administraciones para diseñar el camino hacia la nueva normalidad de una sociedad entera: relaciones sociales y profesionales, vuelta a la actividad económica, las normas que regirán los espectáculos culturales y deportivos. Muy a trazo grueso, para detener el país bastó con dar la orden de confinar a la población en casa. Ponerlo en marcha de nuevo requiere una planificación sin precedentes que debe diseñarse y llevarse a cabo sin perder de vista la evolución de la pandemia en los hospitales, el dinosaurio que durante mucho tiempo seguirá estando allí cuando nos despertemos.

La nueva normalidad, el eufemismo del momento, aguarda al final de un camino que empieza este fin de semana y que se alargará ocho semanas, o al menos en ello confía el Ejecutivo. El rompecabezas se estructura en fases y afecta a todos los ámbitos de la vida. Las redes y los medios van llenos de preguntas y respuestas. Es poco razonable exigir al Ejecutivo que tenga en cuenta todas las casuísticas posibles. Cabe apelar a las consignas claras y a la responsabilidad ciudadana. Más que nunca, el papel de la ciudadanía será clave. El Gobierno por ello insiste en la unidad. En el campo político cuesta encontrar la unidad de acción, como se vio de nuevo ayer en el Congreso. Que la decisión más controvertida sea que la unidad de referencia en la desescalada es la provincia da fe de que las cuitas políticas van por vías diferentes que las de los ciudadanos. Es poco discutible que el corte geográfico da lugar a situaciones extrañas, pero la acritud del debate a cuenta de este hecho contrasta con el pulso de la conversación pública. ¿Cuándo verán los abuelos a los nietos? ¿Cuándo abrirán los gimnasios? ¿Será posible ir a la playa? ¿Cómo serán las bodas y los entierros? Estas preguntas y otras son las que preocupan a la ciudadanía. La magnitud de la crisis pone de manifiesto, una vez más, la brecha entre la conversación a pie de calle y el discurso político. Esa enfermedad tiene difícil cura.

1. Reencuentros con mascarilla a partir de mediados de mayo

Las reuniones familiares o de amigos se pueden empezar a producir en la primera fase de la desescalada, a partir de mediados de mayo, siempre y cuando se trate de grupos «reducidos» y donde no haya ninguna persona «vulnerable» o con «patologías previas».

A partir de la segunda fase del desconfinamiento, estos encuentros podrán ser «más amplios», pero con las mismas premisas para los colectivos con especial riesgo de contagio.

Sin embargo, lo que se desconoce es cómo deberán ser este tipo de contactos, que se ubicarán en casa, terrazas o en la calle.

El plan de desconfinamiento no habla de los parques y jardines verdes, aunque sí permite actividades de ocio al aire libre con aforo limitado entre la segunda y tercera fase.

En Madrid, el alcalde Martínez-Almeida no contempla, por el momento, abrir estas zonas. En Barcelona, la alcaldesa Colau lo estudia para la semana que viene.

¿Los niños podrán jugar entre ellos? ¿Nos podremos abrazar? «Todo se va a ir definiendo. Sí se puede decir que cuanto mejor apliquemos las indicaciones y las normas de reducción de riesgo, mejor y más rápido podremos pasar de una fase a otra», expuso aye el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.

El experto también recomendó el uso de mascarillas de protección para tales encuentros. Sobre el uso de guantes, el director del centro dijo ser preferible la limpieza de manos y el uso de geles desinfectantes, por tener mayor efectividad.

2.Los hospitales comienzan a recuperar su actividad normal

La pandemia de coronavirus convirtió durante semanas los hospitales españoles en centros casi en exclusiva para trarar los casos de covid-19. Se aplazaron multitud de visitas, pruebas (como tacs y mamografías) e intervenciones quirúrgicas no urgentes, tratamientos de pacientes crónicos e incluso trasplantes de órganos que no eran vitales.

Nunca, eso sí, se dejaron de atender las emergencias como infartos o ictus, aunque muchas personas llegaron al hospital demasiado tarde por miedo a contagiarse. Además, se fomentó mucho la videoconsulta para el seguimiento de los pacientes.

Ahora los centros están comenzando a reprogramar todas aquellas consultas y cirugías aplazadas. También se están abriendo quirófanos hasta hace poco dedicados al coronavirus. Las zonas de los hospitales antaño reconvertidas por el covid-19 empiezan, poco a poco, a recuperar sus antiguos usos, lo cual permitirá retomar el ritmo de tratamientos de antes de la crisis sanitaria, sobre todo aquellos que requieren mayor prioridad.

También se están reprogramando las visitas médicas, pero los expertos están preocupados por las salas de espera, donde la aglomeración de pacientes podría facilitar la transmisión del virus. Se está diseñando la mejor forma de hacerlo. Una opción es alargar los horarios de atención para evitar altas afluencias en determinadas horas. Y se sigue atendiendo por teléfono todo aquello que no requiere de una visita presencial. También se plantea establecer horarios específicos para temas burocráticos, como bajas médicas

3. Las personas mayores, a la cola en la ‘nueva normalidad’

Las personas mayores, a partir de la semana que viene podrán salir a la calle en una franja horaria, pero al ser considerables «vulnerables» y con «patologías previas», su contacto con grupos más amplios de población no está planificado hasta la tercera fase de la escalada, prevista para mediados de junio. Además, en el caso de los geriátricos las visitas solo se permitirán hasta junio, ya en la fase de «aparente normalidad».

Respecto a las residencias de mayores, organizaciones empresariales del sector de la dependencia consideran «tremendamente necesario» volver a permitir las visitas de los familiares a los usuarios y volver a la normalidad.

No obstante, el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (FED), Ignacio Fernández-Cid, avisa de que, para poder llevar las visitas a cabo en condiciones de seguridad, es «totalmente imprescindible» que «todos los residentes y el personal» de los centros hayan sido sometidos a los test de detección del coronavirus.

El secretario general de la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE), Jesús Cubero Herranz, defiende la salida de los mayores puesto que «es necesario que ejerciten de nuevo su cuerpo y que podamos ir recuperando las secuelas físicas por el escaso movimiento durante dos meses», explica Cubero.

Por otra parte, lo que sí permite el plan es que, a partir de la primera fase, los servicios sociales puedan visitar a las personas mayores que están en sus casas. Una brecha que los voluntarios quieren aprovechar para ver a los ancianos que atiende. Ahora les están acompañando a algunos servicios, como las visitas médicas urgentes.

4. Más viajes dentro de España pero a partir del mes de junio

Según el plan de desescalada del Ministerio de Sanidad, los españoles no podrán viajar entre provincias hasta que llegue la «nueva normalidad» a finales de junio. La movilidad entre diferentes zonas estará permitida únicamente por razones laborales. Por ejemplo, una persona que vive en Guadalajara sí podrá desplazarse para trabajar en Madrid.

Aunque Sanidad no lo ha especificado, se entiende que a partir de junio sí se podrá viajar. Con todo, el turismo mundial del próximo verano estará marcado por el miedo a visitar otros países, como señalan los expertos. Es muy posible que en los próximos meses veamos cómo los españoles viajan en el interior de España, en lugar de ir al extranjero.

En cuanto al transporte de larga distancia dentro de España (ya sea en autobús, tren, AVE, avión o barco), el documento del Gobierno recoge que se irán eliminando «progresivamente» las prohibiciones que establece la normativa actual, siempre en función de los marcadores en las diferentes comunidades. Así, los operadores de transporte irán ajustando su oferta en función de la demanda. De momento, y al menos hasta la fase 4, se seguirán ofreciendo los servicios al 30% y la ocupación de los vehículos será del 50%.

En referencia al transporte aéreo, Sanidad considera «obligado» alcanzar un concierto regulatorio de alcance europeo. No hay más información de momento, más allá de que la apertura de fronteras será «progresiva». La Comisión Europea ha pedido que esta sea «lo antes posible» para relanzar el turismo.

5.El teletrabajo se alargará y el que sea presencial se adaptará

Si algo ha demostrado esta pandemia es que el teletrabajo es posible, si bien tiende a ir en detrimento de las condiciones laborales del empleado. Esta modalidad se alargará las próximas semanas con el fin de evitar las aglomeraciones. De hecho, en la fase cero de la desescalada (en la cual nos encontramos), la opción de teletrabajo es la «preferente» en aquellos casos en que sea posible.

En los casos en que sea necesario ir a trabajar a, por ejemplo, una oficina, será necesario mantener la separación física entre compañeros. Los centros de trabajo, señala Sanidad, deben ser «seguros» y los trabajadores, contar con la «máxima protección sanitaria y laboral». Los empleadores, además, deberán adaptar sus protocolos y medidas de prevención de riesgos a las recomendaciones higiénicas y de distanciamiento establecidas por Sanidad.

En la fase uno se hará un análisis de las exigencias de prevención de riesgos laborales necesarias en las distintas actividades, adaptadas al covid-19.

A partir de la última fase, la tres, se aplicarán una serie de protocolos de reincorporación presencial a las empresas para la actividad laboral (uso de epis y/u otras medidas de seguridad), con horario escalonado y garantías de conciliación.

El trabajo en oficinas y lugares cerrados, con contacto directo con otras personas, incrementa el riesgo de contagio de otras enfermedades. Una persona infectada de algún virus puede contagiar al estornudar, toser o hincluso al hablar.

6. Cautela en las tiendas de ropa, con protocolos ante riesgos

Inmersas en expedientes de suspensión temporal de empleo, las tiendas de ropa son uno de los sectores más castigados por la actual crisis sanitaria. Al igual que las librerías y el pequeño comercio, darán la bienvenida a sus ansiados clientes a partir del 4 de mayo (fase 0). La patronal está trabajando en protocolos de seguridad para reducir al mínimo el riesgo de contagios.

Acotex (asociación empresarial del comercio textil, complementos y piel) recomienda extremar los procesos de limpieza y desinfección, controlar el aforo y mantener la distancia de un metro y medio entre las personas. Habrá dependientes con pantallas faciales y gel desinfectante en cada esquina. Entrará menos gente en los probadores y si alguien devuelve una prenda, esta se guardará unas 28 horas antes de volverla a poner a la venta.

A pesar de todas estas medidas, la patronal no es muy optimista y calcula que las ventas podrían caer el 70% respecto a cualquier mes de mayo normal. Lo más probable es que los locales acorten el horario de apertura al público, al menos durante los primeros meses. Esa reducción hace pensar a la patronal que será insostenible el mantenimiento de todos los puestos de trabajo desde el principio.

Mientras tanto, muchas madres y padres esperan ansiosos la apertura de las tiendas de moda infantil -también será a partir del lunes 4 de mayo- puesto que a muchos niños y niñas la ropa se les ha quedado pequeña durante el confinamiento.

7. El regreso a los lugares de culto: rezar con aforo limitado

Los fieles podrán ir a los templos y centros de culto durante la primera fase de la desescalada, prevista a mediados de mayo, aunque se deberá limitar el aforo a un 30% durante este periodo. Más adelante, en la segunda fase, prevista a finales de mayo, se ampliará el aforo al 50% del total de estos espacios.

Las instituciones religiosas permanecen atentas a las recomendaciones que les hagan llegar las autoridades. De hecho, la Conferencia Episcopal Española (CEE) anunció ayer que dará «previsiblemente» unas «sugerencias» a los obispos ante el plan de desescalada presentado por el Gobierno, del mismo modo que hizo cuando se decretó el estado de alarma. Precisamente, ayer mismo se reunieron los obispos miembros de la comisión ejecutiva de la CEE. Las sugerencias que se den desde la Conferencia servirán a los obispos para ofrecer a los fieles de sus diócesis sus propias indicaciones ante la desescalada. De hecho, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ya anunció en su carta semanal publicada ayer que «pronto» dará una «normativa» para el regreso a las iglesias.

El decreto no estableció el cierre de los lugares de culto, sino que limitaba la asistencia, condicionándola a las medidas organizativas que se tomaran, como garantizar que se cumplía la distancia de seguridad de al menos un metro. Muchas iglesias han permanecido abiertas «como signo de esperanza», según dijeron los obispos, aunque en la mayoría no se han celebrado misas con público, sino que se han retransmitido por Internet. Los obispos dispensaron a los fieles de ir a misa el domingo.

8.Primero serán las terrazas y después, los restaurantes

Los bares, restaurantes y demás locales de restauración llevan desde el primer día de estado de alarma con sus persianas bajadas de cara al público. Algunos de ellos sí han continuado prestando servicio, pero a domicilio. Tras el esquema anunciado por el Gobierno, en las próximas semanas los clientes podrán volver a acudir a los locales para disfrutar in situ de su gastronomía.

Desde el 4 de mayo, el Gobierno ha habilitado una fase de transición, en la que los comensales podrán acudir al local de comidas para recoger las comandas ellos mismos y consumirlas en casa. No será hasta el 11 de mayo cuando las personas que lo deseen puedan volver a frecuentar bares y restaurantes, aunque únicamente en las terrazas de aquellos que dispongan de las mismas. Quedan excluidos los espacios interiores y siempre respetando un aforo del 30%. En dichas terrazas se podrá quedar con amigos o familiares.

En la segunda fase de la desescalada, como pronto el 25 de mayo, los restaurantes podrán reabrir sus espacios interiores y los comensales podrán comer en ellos, aunque siempre sentados y a un tercio del aforo. Queda excluido, pues, el servicio en barra.

Ya en la tercera fase, que llegará como mínimo a partir del 8 de junio, las restricciones se suavizarán y los restaurantes podrán abrir a la mitad de su capacidad. El plan de desescalada que ha proyectado el Gobierno no contempla, por ahora, la reapertura de las discotecas o locales de ocio nocturno similares.

9.Los cines y teatros, con aforo limitado y butacas numeradas

Para ir a ver una película al cine habrá que esperar a la segunda fase de la desescalada (a partir del día 25 de mayo, si todo va bien y dependiendo de la delimitación territorial). Lo mismo con el teatro. Ambos espacios culturales deberán vender las entradas con butacas numeradas a los espectadores, que, como mucho, podrán llenar solo un tercio del aforo.

Se fomentará la venta on line de los tíquets, así como el pago con tarjeta, tanto en ventanilla como en el bar. Una vez adquiridas las entradas ya no habrá un empleado cortándolas antes de entrar en la sala. A partir de la fase dos (el 8 de junio) se ampliará el aforo de los cines y los teatros y se permitirá ocupar la mitad de todas las butacas disponibles.

Esta limitación del aforo supondrá para las salas de cine del país dejar de ingresar unos 43,5 millones de euros al mes, según los cálculos que ha realizado la Federación de Cines de España (FECE).

La patronal, que declara pérdidas globales de 100 millones de euros por la pandemia, ya ha preparado un protocolo, que incluye elevar a la tercera potencia las medidas de higiene.

Mientras tanto, a partir del 11 de mayo el público podrá visitar los museos, aunque no se podrán organizar actividades culturales. El aforo permitido será de un tercio del total y el personal de la pinacoteca estará encargado de controlar para evitar posibles aglomeraciones en las diferentes salas. A partir del 11 de mayo también se reactivará la producción cinematográfica y se dará vía libre a los rodajes.

10. Las librerías calientan motores aunque tendrán restricciones

Las librerías, al igual que todo el pequeño comercio, abrirán sus puertas el próximo lunes 4 de mayo (la llamada fase 0). Siempre habrá limitación de aforo -como también ocurre con los supermercados- y deberán tener mostrador y mampara para proteger tanto a los empleados como a los clientes.

En caso de que no se disponga de estos elementos, la normativa del Gobierno exige garantizar «al máximo la protección individual», lo cual incluye la consabida distancia social de un metro o dos y la limitación de aforo. Si lo que se quiere es leer libros en una biblioteca (o acudir a ella para pedirlos prestados) habrá que esperar a la fase dos (fijada el 11 de mayo), pero también habrá limitación de aforo.

Ante las dificultades que ha atravesado el sector a raíz de la pandemia del coronavirus -sumado a la agresiva competencia de las grandes plataformas de venta on line como Amazon y la nula posibilidad de celebrar físicamente el 23 de abril, la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías (CEGAL) -que reúne a 1.500 locales de toda España- puso en marcha hace semanas la campaña Apoya a tu librería para ofrecer a los lectores más fieles la posibilidad de dar cheques regalo para canjearlos por libros una vez termine el desconfinamiento.

A pesar de que la fecha inicial de apertura es el 4 de mayo, los responsables de CEGAL consideran que algunos propietarios se verán en la obligación de esperar al 11 de mayo para tener listas las medidas de protección.

11. Campamentos en el aire y peticiones para la conciliación

A pesar del cierre de las escuelas, los promotores de las actividades extraescolares del verano viven con temor por una falta de planificación en este sector. Muestra de ello es la cancelación, desde que comenzó el estado de alarma, de campamentos y colonias veraniegas en varios puntos del país.

Uno de ellos, por ejemplo, es el programa Vacaciones en paz, con el que niños saharuis pasaban el verano con familias españolas. Esta iniciativa, con aplicación en varias provincias del país, resulta un ejemplo de lo que sucede también a pequeña escala.

Otro caso es el de la Diputación de Córdoba, que el martes anunció la cancelación de los campamentos de verano y navidad que realiza todos los años en el Albergue de Cerro Muriano de la capital de la provincia andaluza.

En un contexto en el que la vuelta a las clases presenciales no llegará hasta septiembre, con algunas excepciones en mayo y junio, la conciliación toma protagonismo. La Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos (Concapa) solicitó ayer al Ejecutivo que «instrumente las acciones y medidas necesarias claras y generales» para facilitar la conciliación una vez se levante el estado de alarma.

Al respecto, el Gobierno aseguró ayer que tendrá en cuenta «en la medida de lo posible» los mecanismos que faciliten esta cuestión, en lo relativo a los padres con hijos en Primaria y primeros cursos de Secundaria que tengan que trabajar pero no puedan dejar con nadie que les cuide durante la desescalada.

12. Los gimnasios abrirán sus puertas dentro de un mes

El plan de desescalada del Gobierno dedica un apartado al deporte no profesional. En la actual fase cero (cada fase dura 15 días), ya se pueden realizar actividades deportivas sin contacto (como, por ejemplo, montar en bici o patinar), siempre de manera individual, con mascarilla y respetando la distancia.

En la fase uno, abrirán las instalaciones deportivas al aire libre para practicar deportes sin contacto, como atletismo o tenis. Se podrán realizar actividades deportivas individuales con cita previa en centros que no impliquen contacto físico o uso de vestuarios.

Será a partir de la fase dos cuando abran las puertas las instalaciones deportivas sin público, como los gimnasios y piscinas, pero solo para practicar deportes en los que no exista contacto o el riesgo sea bajo.

Por último, en la fase tres se habilitarán los espectáculos y actividades al aire libre con aforo menos limitado, algo similar a lo que ocurrirá, en este mismo periodo, con las actividades culturales y de ocio. El público estará limitado a una persona por cada 20 metros cuadrados.

En cuanto a los partidos de fútbol o baloncesto, estos tendrán un máximo de un tercio del aforo de las instalaciones, garantizando siempre la separación de seguridad entre los espectadores.

Los gimnasios, en esta fase, tendrán también un máximo de un tercio del aforo total y no se podrán utilizar los vestuarios. Se desconoce por el momento cómo harán los usuarios que, por ejemplo, utilicen la piscina.