"He ido a poner un lazo rosa a una mujer y ha salido prácticamente corriendo: ´no, no, y si me pasa´ me ha dicho". Con esta frase resume una voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer lo que todavía piensan muchas mujeres. Es la prueba del temor que representa padecer la enfermedad entre las extremeñas y que pone en valor los datos del último estudio de la Aecc: el 25% de las mujeres de la región en edad de riesgo (a partir de los 45 años) no acude a los programas de cribado de cáncer de mama.

Ayer, entre mesas informativas, lazos, globos y claveles rosas repartidos por la Aecc y la Asociación Oncológica Extremeña para conmemorar el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, los colectivos de la región volvieron a incidir en la necesidad de prevenir y acudir a las revisiones antes de que se manifieste claramente algún síntoma.

Según Inmaculada Delgado, coordinadora del voluntariado de la Aecc en Cáceres, la idea de que hacerse una mamografía es una búsqueda de problemas y asociarlo rápidamente a la enfermedad son los factores por lo que las extremeñas son las terceras españolas que menos se someten a esta prueba.

"Con los adelantos que hay en la actualidad para curar el cáncer me parece muy mal. Miedo hay que tener a no saber si tienes algo malo o no, no a tenerlo y poder ponerle una solución rápida", explica Carmen, que prefiere ocultar su apellido. Ella sufrió la enfermedad hace siete años con 45, y ahora cuenta su experiencia por los hospitales de Cáceres a aquellas mujeres que hoy pasan lo que ella ya conoce. "Es muy chocante y todavía sigo en tratamiento, pero puedo decir que cada día es más fácil superar esta prueba".

A Ana María Florencio se le cayó el mundo cuando supo que tenía cáncer de mama. Hace siete años se descubrió un bulto en la ducha y comenzó su cruzada contra la enfermedad. "Una vez que me operaron empecé a asimilarlo". Su abuela se murió por lo mismo a su edad y el miedo estaba ahí, "pero tenía esperanza".

"En esta enfermedad es más lo que te cuenta y lo que se ve, que lo que realmente estás viviendo. Se me cayó el pelo, me quitaron un pecho y me lo reconstruí hace dos años, pero estoy viva", cuenta. Ahora, después de cinco años en tratamiento, ha aprendido a vivir una nueva vida. "Valoras más todo, prestas más atención a las pequeñas cosas para las que antes no tenías tiempo", comenta después de participar en los actos de celebración del Día Mundial de Cáncer de Mama en el Paseo de Cánovas de Cáceres, que contó con la presencia de la alcaldesa Carmen Heras.

Allí estuvo también ayer Francisca Barriga. Ella venció la enfermedad. "Superé el cáncer hace doce años y seis meses después volvió a reproducirse y lo volví a superar". Los factores genéticos parecen que fueron muy influyentes en su caso. "Mi hermana mayor murió por un cáncer de mama, pero tres primas mías, como yo, lograron superarlo". Por eso su mensaje es claro, "de todo se puede salir, pero hay que explorarse cada día y hacerse mamografías porque nadie somos más que nadie ante la enfermedad".

"Con alegría, se puede" En Badajoz también se organizaron ayer actos. Un lazo rosa gigante colgando del ayuntamiento y mil globos por el cielo servían para simbolizar el mensaje de esperanza de Manuela Bermejo, que sigue en tratamiento tras diagnosticarle la enfermedad el año pasado: "Luchando, con ganas y con alegría como tengo yo, se puede con todo". La tasa de mortalidad por esta enfermedad se mantiene estable en la región desde hace una década y se sitúa en una edad media de 69 años. Por cada 100.000 mujeres que padecen cáncer de mama, fallecen 16 en la región, según datos del SES.

En Don Benito, entre otros municipios, decenas de mujeres recorrieron ayer la ciudad en bicicleta portando globos rosas. En Almendralejo, además de la lectura de un manifiesto, iluminaron de rosa el Teatro Carolina Coronado, como lucía anoche el Gran Teatro de Cáceres y el Hospital Virgen de la Montaña.