Tutankamón, el faraón más célebre de la historia de la egiptología, ya tiene rostro gracias a la ciencia. El joven de 19 años poseía labios carnosos, pómulos acentuados, un cráneo de forma abombada y un aspecto ligeramente andrógino.

Tres equipos independientes han logrado reconstruir mediante técnicas forenses el rostro de Tutakamón o Tutanj Amón, fallecido en 1343 antes de Cristo, y su principal conclusión ha sido que se parece realmente a los retratos y esculturas que en su época lo inmortalizaron como un joven atractivo con labios prominentes. Los tres equipos, que partían de una misma tomografía de la momia, han coincidido en casi todo, incluidos ojos, pómulos y frente, pero han discrepado en la forma de las orejas y la punta de la nariz, órganos desprovistos de hueso.

El resultado del trabajo fue avanzado el martes por Zahi Hawass, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, que se adelantó a la presentación internacional prevista para hoy en colaboración con la National Geographic Society.

Los investigadores --científicos y artistas de Francia, EEUU y Egipto-- han realizado un busto de silicona policromada a partir de una tomografía de alta resolución del cráneo. Los tres equipos trabajaron por separado, aunque los estadounidenses y franceses reconstruyeron las facciones con silicona a partir de un modelo del cráneo hecho de plástico, mientras que los egipcios pudieron trabajar directamente con las tomografías, donde era posible apreciar la diferente densidad entre la carne y el hueso. En cualquier caso, el resultado fue muy similar. Curiosamente, franceses y egipcios sabían que estaban reconstruyendo al faraón, pero los estadounidenses no fueron informados sobre la identidad del cráneo y lo identificaron correctamente como caucásico norafricano. Con posterioridad, al molde se le aplicó el color del cutis, los ojos, el cabello y los labios de acuerdo con las antiguas estatuas y pinturas que representan al faraón.

Las tomografías fueron tomadas el 5 de enero en el Valle de los Reyes, en Luxor. Gracias a este sistema de análisis, se podido concluir que al morir era un joven sano y delgado.