El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, incidió hoy en la necesidad de evitar actitudes, palabras y estrategias, en relación con la recuperación de la memoria histórica, que puedan derivar en confrontaciones violentas.

Rouco aprovechó el discurso que pronunció con motivo de la apertura de la Asamblea Plenaria de la CEE, que concluirá sus trabajos el próximo viernes, para referirse a dos de las preocupaciones, ha dicho, "que se sienten en este momento de nuestra sociedad": la purificación de la memoria y la situación económica.

"No son pocos los que manifiestan una justificada inquietud ante el peligro de un deterioro de la convivencia serena y reconciliada que hemos logrado ya en nuestra sociedad", ha señalado.

Y ha recordado que "la historia de España de los dos últimos siglos ha estado, por desgracia, jalonada por tensiones que más de una vez han desembocado en enfrentamientos fratricidas. El último y el más terrible de todos tuvo lugar en los años treinta del siglo pasado en el contexto de una situación internacional de confrontación entre ideologías totalitarias de diverso signo".

Aunque Rouco ha reconocido que "la actual situación internacional y nacional no es la misma", ha advertido de que "siempre es necesario vigilar para evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y todo lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que puedan acabar siendo violentas".

El presidente de la CEE ha señalado que "es necesario cultivar el espíritu de reconciliación, sacrificado y generoso, que presidió la vida social y política en los años llamados de la transición a la democracia".

A veces, ha agregado, "es necesario saber olvidar. No por ignorancia o cobardía, sino en virtud de una voluntad de reconciliación y de perdón verdaderamente responsable y fuerte; una voluntad basada en los altos ideales de la paz que se alimenta de la justicia, de la libertad y ¿por qué no decirlo? del perdón y del amor fraterno": eso "es lo que puede llamarse una auténtica y sana purificación de la memoria".

Antonio María Rouco ha dicho que a los jóvenes "hay que liberarlos, en cuanto sea posible, de los lastres del pasado, no cargándolos con viejas rencillas y rencores, sino ayudándoles a fortalecer la voluntad de plena concordia y de amistad, capaz de unir pacíficamente las personas, las familias y las comunidades que integran y conforman la España actual".

Sobre la crisis económica, el presidente de la CEE, ha indicado que "el desajuste económico que sufrimos tiene, sin duda, causas de orden técnico... Pero como la economía está tejida también de relaciones humanas libremente decididas ninguna situación económica puede ser entendida como fruto de leyes inexorables totalmente ajenas al comportamiento humano".

"En tiempos de crisis, como en tiempos de bonanza -ha dicho Rouco- es necesario prestar atención a las responsabilidades morales de los actores sociales, que, de uno u otro modo, somos todos".

Y ha afirmado que tal vez es el momento de "reflexionar sobre los orígenes morales de la crisis" y si la vida económica "no se ha visto dominada por la avaricia de la ganancia rápida y desproporcionada a los bienes producidos".

También, ha dicho, hay que reflexionar sobre "si el derroche y la ostentación, privada y pública, no han sido presentados con demasiada frecuencia como supuesta prueba de efectividad económica y social".

Para el cardenal es hora de reflexionar también sobre las exigencias morales "que la crisis nos impone, pensando en un futuro mejor". Tras señalar que es necesario activar la solidaridad, Rouco ha dicho que, en todo caso, "la justicia debe ir más allá de la mera justicia del 'do ut des' ("doy para que dés"), de la justicia conmutativa y distributiva, y llegar a la justicia social".

Y por ello, en las actuales circunstancias, conviene recordar "la doctrina del destino universal de los bienes, de la propiedad privada y pública, del derecho y el deber del trabajo y, sobre todo, las exigencias del bien común", ha manifestado el purpurado.