Ante el revuelo que se ha montado por la propuesta gubernamental de recurrir al alfabeto para decidir qué apellido colocar en primer lugar en caso de que los padres no se pongan de acuerdo, el Ejecutivo se mostró ayer dispuesto a aceptar otras propuestas por parte de los partidos políticos en el Congreso. Eso sí, en ningún caso admitirá que siga primando el apellido paterno porque en su opinión este criterio va contra la igualdad que establece la Constitución.

El vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba reconoció que la iniciativa ha "levantado polémica", y que, por tanto, debe ser explicada mejor. Para ello, se remontó a 1999, año en el que el PP estableció que los padres pueden elegir libremente el orden de los apellidos, una propuesta "absolutamente razonable".

Sin embargo, se introdujo una cláusula que establecía que en caso de desacuerdo "ganaba" el apellido paterno. "En eso no estamos de acuerdo porque no cabe en la Constitución. Tanto el apellido del padre como el de la madre son idénticos en importancia", expresó Rubalcaba

El vicepresidente se mostró "abierto" a que los grupos parlamentarios acuerden otra fórmula que no recurra al orden alfabético, como establece el proyecto de ley de reforma del registro civil.

"Si hay una fórmula mejor, no seremos nosotros los que nos hagamos fuertes en este mecanismo, puede haber otro más sensato", reconoció el vicepresidente. Sin embargo, en caso de conflicto familiar, las opciones son bastante limitadas. Básicamente o se recurre al sorteo o se busca un juez o un mediador en el registro civil que busque la mejor solución para el menor.

El jueves la mayor parte de los partidos tacharon la propuesta gubernamental de "residual" e "innecesaria".