Aunque hay casi un 85 por ciento de probabilidades de perder lo apostado, los españoles seguimos comprando lotería de Navidad, tal vez porque aún nos queda un diez por ciento de posibilidades de recuperar lo jugado y un cinco por ciento de "ganar algo". El profesor de Matemática Aplicada de la Universidad CEU San Pablo Miguel Córdoba Bueno ha hecho estos cálculos basándose en los datos del sorteo navideño que se celebrará el próximo 22 de diciembre.

Ese día, se pondrán en juego 185 series de 85.000 billetes cada una, lo que supone 3.245 millones de euros en juego, de los que 2.201 millones se destinarán a premios. Eso significa que 13.334 números de los 85.000 resultarán premiados de una manera u otra (con beneficio o reintegro) mientras que 71.666 números no recibirán nada, y sus jugadores perderán los 20 euros apostados en cada boleto, explica el matemático.

No obstante, la mayor parte de los que juegan a la lotería lo hacen sin conocer realmente cuál es su expectativa de beneficio, ya que este sorteo forma parte de una tradición navideña, "como lo es el comprar langostinos para Nochebuena o tomar cava la noche de fin de año", afirma el profesor.

Además, según sus cálculos, está matemáticamente probado que, aunque cuestan lo mismo, es mejor comprar diez décimos distintos que diez décimos del mismo número, porque las probabilidades de que uno de los números salga premiado aumentan notablemente.

Por otra parte, según un estudio de la empresa de venta de lotería por Internet www.ventura24.es, cuatro de cada diez inmigrantes jugarán en el sorteo de este año (el 41,2 por ciento). De ellos, los que más jugarán son los latinoamericanos (de los que comprarán lotería un 64,4 por ciento), seguidos de los asiáticos (61%) y de los europeos (34,3%), frente al 4,8 por ciento de los africanos, un colectivo que considera que la lotería es una "tradición poco adecuada".

Los inmigrantes que no comprarán lotería basan su decisión en el precio de los boletos que consideran "muy caros", algo en lo que coinciden sobre todo los latinoamericanos y los asiáticos, mientras que los africanos dicen que no jugarán porque "nunca participa en juegos de azar" (el 75,7 por ciento).

En cuanto al perfil de los que juegan a la lotería, el estudio revela que los inmigrantes tienen entre 35 y 54 años, mientras que los españoles superan los 55 años. Por último, el estudio muestra que ocho de cada diez inmigrantes se quedaría en España, aunque le tocase el Gordo.