Joaquín Sabina (Ubeda, Jaén, 1949) se encuentra calentando en la banda. Necesita que le entren ganas de salir de nuevo a un escenario, pero promete que así será. Por tanto, habrá gira del cantautor y poeta en el 2006. Pero antes, a la vuelta del verano, saldrá a la calle su nuevo disco, que tiene como título provisional Números rojos . Constará de 22 canciones, de las que sólo le queda por grabar una. Será su nuevo trabajo desde que en el 2001 un infarto cerebral, el "marichalazo" en su jerga, le apartara temporalmente de la carretera.

"Hay que subirse al escenario cuando uno se muere de ganas, si no es engañar a la gente", confesó ayer después de presentar su libro Esta boca es mía (Ediciones B), en el que ha reunido los poemas que desde abril del año pasado ha publicado en la revista Interviú .

La ironía de la palabra

Junto a las ilustraciones de Gustavo Otero, ha editorializado cada semana sobre la actualidad. Estos versos satíricos, como a él le gusta llamarlos, trazan un panorama irónico de políticos, futbolistas y famoseo del papel cuché, y eleva a categoría de literatura las conversaciones de barra de bar del ciudadano corriente. "Sabina se ha ganado por derecho propio el derecho a opinar siempre con libertad de criterio y sanísima irreverencia", explicó su amiga, la escritora Almudena Grandes, que junto con el también amigo y periodista Angel Antonio Herrera apadrinaron al autor de Nos sobran los motivos .

Un lugar escogido

Para presentar el libro, del que está a punto de salir la tercera edición, Sabina eligió uno de los mayores templos del flamenco de Madrid, la fundación Casa Patas. Y explicó el porqué de su colaboración semanal en Interviú . "Quería escribir en prensa, pegarme a la actualidad y recuperar la vieja tradición que duró hasta los primeros años 30 de principios del siglo XX", comentó tras definirse como un "falsísimo modesto". Reconoció, además, las dificultades iniciales para llevar la disciplina semanal que obliga al columnista. Como él mismo dijo, "siempre entrego los versos en artículo mortis", o sea, en el último segundo.

Esta boca es mía es "puro Sabina", en opinión de Grandes, con un estilo que es "un vivo cruce de alegrías cultistas, canalleo adjetival, sintaxis clásica y algún taco temerario, por dar o quitar color", en palabras de Herrera. "No hay en España, hoy, un tío que se tome toda juerga tan en serio", concluyó el periodista.

Este "adicto a la poesía", filólogo de estudios, que en pronóstico de la autora de Lulú hubiera llegado a catedrático --"no lo permita el Señor", apostilló con retranca Sabina-- terminó como gusta, versificando: "El ictus, agua pasada, me brindó perfecta excusa para un mutis por el foro, y mi otro yo, como un loro, vomita ante el calendario: ¿para cuándo el escenario?"