Los sentidos, las sensaciones, los recuerdos y las risas confluyeron el viernes en el teatro Imperial de Don Benito en el estreno de Yo soy aquél negrito... , el primer montaje de Rodetacón Teatro como compañía profesional, basado en una obra de Miguel Murillo y bajo la dirección de Antonio Gil Aparicio.

Un espectáculo que supone un acertado repaso a las últimas cinco décadas de España partiendo de los años 50 hasta nuestros días, y en el que la música, la televisión, la radio y las peripecias del negrito del cola-cao pusieron los ingredientes necesarios para que, al final, el público despidiese con una cerrada ovación de cinco minutos a los actores y al equipo técnico.

En los cerca de ochenta minutos que duró la representación, las décadas fueron desgranándose poco a poco. Así, en un abrir y cerrar de ojos, se pasó de la música de Antonio Machín, Juanito Valderrama o Masiel a la de las Spice Girl o Backstreet boys ; de la muerte de Franco o el 23-F a las Olimpiadas de Barcelona´92; o de la "emigración española" de los cincuenta a la emigración de las pateras de hoy en día. No falta de nada

MUCHO HUMOR El hilo conductor de la obra lo supo llevar con maestría el negrito del cola-cao, que salpicó el humor y la fina ironía con los mensajes solidarios a esos otros "negritos" que no somos nosotros y que se ven obligados a echarse al mar, como un buen día lo tuvieron que hacer muchos españoles hacia Suiza o Alemania.

Dignos de mención fueron también los continuos ´guiños´ a Don Benito en el texto o en la propia interpretación de la madre de la familia, Amparo, que supo aportar ese deje tan extremeño a su personaje.

En definitiva, Yo soy aquel negrito... , con una producción audiovisual muy cuidada, supo ofrecer una sabrosa taza de cola-cao a los asistentes. Y aún quedan muchas más tazas para los enganchados al buen sabor.