Los galgos que llegan, abandonados, a la perrera municipal de Plasencia son afortunados. Lo son porque tienen una oportunidad de ser acogidos por familias adoptivas para así tener una nueva y mejor vida. Su salvadora es Julia Margarita Manzano, que a título particular y con la autorización de la concejala de Sanidad, Raquel Puertas, colabora con la asociación Salvando Galgos de Salamanca para conseguir la adopción de todo galgo abandonado en Plasencia.

Su implicación empezó en el 2005 y desde entonces y hasta el mes de junio del 2006, diez galgos han encontrado nuevos dueños entre familias de Bélgica y Holanda, incluso uno fue acogido por la Casa Real belga. Su enlace con estos países es Martine, de la asociación salmantina y con la que está permanentemente en contacto. De hecho, Martine es la encargada de recoger a los perros y llevarlos en una furgoneta al aeropuerto de Barajas para que de allí vayan en avión hasta su lugar de destino.

A finales de noviembre viajó a Holanda otra galga, negra y de dos años llamada Diana, a la que sus dueños han acogido en una urbanización y le dan todos los cuidados que necesita. Tantos que en la misma zona están esperando la llegada de otro galgo para que puedan jugar juntos.

Y es que, según destaca Margarita, en Europa todos los galgos se adoptan porque "el galgo es un perro muy tranquilo, no es de los que están encima del dueño constantemente, pero es muy afectivo, está pendiente de ti y es muy elegante, además de dulce y fiel. Los europeos están enamorados de los galgos".

En cambio, en España son conocidos los padecimientos que sufren cuando sus dueños consideran que no son válidos para la caza, pero Margarita prefiere no entrar en detalles y solo apunta que a la perrera placentina llegan "en un estado de delgadez máxima y con heridas". De hecho, de los cuatro últimos abandonados, uno tiene la cadera rota y Margarita lo ha acogido en su casa. Pero está contenta porque los otros tres, Pablo, Daniel y Peter, están listos para irse con familias adoptivas.

Eso sí, todos pasan antes por unos análisis, el más importante el de la enfermedad de la leishmaniosis, que si da positiva impide que el galgo pueda ser adoptado. Además, son castrados o esterilizados, y se les inserta un microchip. Margarita y Martine están tan pendientes de que tengan un hogar cuanto antes que en cuanto el análisis de leishmaniosis es negativo, su fotografía y datos se insertan en una web de Holanda.

Los dueños firman un contrato por el que no pueden abandonarles y se comprometen a darles ciertos cuidados porque "son animales que no tienen masa muscular y necesitan dormir en una superficie mullida, pero por lo demás, solo necesitan comida en abundancia, bebida y hacer ejercicio".Todo un ejemplo para los españoles.