No son salvoconductos, pero casi. Los vecinos de la colonia Marconi de Villaverde, un barrio periférico y obrero de Madrid, llevan tres días enseñando a la policía una tarjeta de identificación para poder entrar en sus casas a partir de las once de la noche. Inédita medida, concebida por el ayuntamiento de la capital, que tiene un solo objetivo: erradicar de la zona a las prostitutas y a sus clientes. La decisión no gusta ni a los vecinos ni a las meretrices. A los primeros les parece demasiado blanda. Las segundas piden que se las trate como personas y que se les busque un sitio para trabajar.

La colonia Marconi nació hace más de cinco años. Los edificios de viviendas se construyeron en mitad de un enorme polígono industrial, en el que "siempre ha habido prostitución", según los vecinos. Eso sí, "nunca tanta como hasta ahora". El cierre parcial de la Casa de Campo --exreino de la prostitución madrileña-- provocó que las chicas se buscaran la vida en otros lugares. Muchas aterrizaron en el polígono industrial de Villaverde. "Antes, las prostitutas se ponían en la zona de las naves y apenas las veíamos. Pero ahora están cada vez más cerca de las casas". La que habla es Paloma, que aplaude el blindaje del barrio aunque cree que son necesarias otras medidas más duras.

Jennifer y Ana trabajan en una de las aceras del polígono. Las dos creen que las autoridades podrían cerrar la colonia de noche y dejar el tránsito libre durante el día. Señalan que el ayuntamiento debería haber contado con su opinión antes de implantar la medida. "Somos personas", afirma Ana.