El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado el parón casi total de la economía para cortar "de manera más agresiva" el contagio de coronavirus. Del 30 de marzo hasta el 9 de abril, ambos incluidos, solo podrán trabajar los empleados de servicios esenciales. El permiso será retribuido y los trabajadores tendrán que recuperar las horas no realizadas, cuando termine el estado de alarma, teniendo de plazo hasta final de año. La medida, ha explicado Sánchez en una declaración televisada, será aprobada este domingo en un Consejo de Ministros extraordinario.

"Los trabajadores recibirán su salario con normalidad y cuando termine recuperarán las horas no prestadas de manera paulatina y espaciada en el tiempo. Esto nos permitirá descongestionar las UCIS en los hospitales", ha explicado el presidente del gobierno que pretende con esta medida conseguir el confinamiento de la población en días laborales con el mismo porcentaje que los fines de semana.

Pedro Sánchez ha señalado que el confinamiento de toda la población será obligatorio salvo las actividades esenciales, es decir, aquellas incluidas en el decreto de alarma y que, en algunos casos, permitía acudir a los puestos de trabajo.

El presidente ha dicho que la medida apenas será de 8 días, dado que se trata de la semana que viene entera y la siguiente, aunque en este caso hay dos días festivos por la Semana Santa.

En el decreto de alarma se permitía la apertura al público de los establecimientos comerciales minoristas de alimentación, bebidas, productos y bienes de primera necesidad, establecimientos farmacéuticos, médicos, ópticas y productos ortopédicos, productos higiénicos, peluquerías (servicio a domicilio), prensa y papelería, combustible para la automoción, estancos, equipos tecnológicos y de telecomunicaciones, alimentos para animales de compañía, comercio por internet, telefónico o correspondencia, tintorerías y lavanderías.

Estos establecimientos podrán seguir abiertos. El resto no especificados en el mismo no lo podrán hacer. El presidente se ha referido a las obras, que deberán cesar su actividad dos semanas.

Estudio del borrador

Moncloa estudia el borrador de las 'vacaciones forzosas' desde hace días y el ministerio de Trabajo se afanaba anoche en completar un decreto que aprobará el Consejo de Ministros en una reunión extraordinaria hoy domingo. El hecho de que todavía estuviese terminándose de preparar el documento impidió a Sánchez abundar ayer en detalles, pero lo que ya está claro es que el permiso va a ser retribuido, por lo tanto, pagado por los empresarios, que ahora tendrán que negociar con los sindicatos y empleados. Cuando lo peor de la pandemia quede atrás, los trabajadores van a tener que devolver esas horas de forma "paulatina y espaciada en el tiempo", según explicó el presidente.

El anuncio de Sánchez quedó allanado por las explicaciones que, a mediodía, había ofrecido Fernando Simón. De forma cristalina, el director del centro de coordinación de alertas y emergencias sanitarias, advirtió que algunas zonas de España han llegado ya al pico de contagios y que esto se va a traducir en un aumento tal de ingresos hospitalarios que la semana que viene que las ucis corren el peligro de colapsar. El objetivo del Gobierno ahora es evitar ese desborde.

"Lo más importante es ralenzitar el número de hospitalidazos. Las ucis empiezan a estar con muchísima presión", dijo Sánchez, que insistió en que esta medida se toma justamente para "reducir la presión" en las áreas de cuidados intensivos.

Tomar la decisión no fue nada fácil. Sánchez viene advirtiendo desde el principio que los efectos de la pandemia pueden ser devastadores para la economía y con una UE que da la espalda a los coronabonos que España e Italia piden, endurecer el confinamiento resultaba todavía más complicado. Todo esto amén del revuelo que el frenazo total ocasionará en la arena política.

En el pleno del miércoles, cuando Sánchez acudió al Congreso a tramitar la prórroga del estado de alarma, quedó bien claro que algunos partidos preferían no echar el cerrojo a toda actividad (PP, Vox, Cs, PNV) mientras que otros (ERC, Más País, Compromís, Bildu), es decir, los socios de Sánchez reclamaban el parón total. Significativo fue que incluso Podemos se mostró favorable a esta medida si los expertos sanitarios la avalaban. Sánchez rechazó la propuesta, defendió una economía al ralentí y actuar con "equilibrio". Dijo que las medidas deben aplicarse "con bisturí" para no dañar más a una economía ya comprometida, pero salió del debate con un toque de atención severo de todos sus aliados. Esas quejas se sumaban a las múltiples protestas de sindicatos de varios sectores que reclamaban también parar para proteger a los trabajadores.

Desde el punto de vista económico, esta última medida se puede interpretar como un paso más de los que está dando el Gobierno para evitar despidos de los trabajadores. Primero se diseñó la vía de los ertes por fuerza mayor; luego se prohibió el despido objetivo vinculado al Covid-19; al mismo tiempo se estableció la obligación de renovar los contratos temporales y ahora se abre la vía a unas 'vacaciones forzosas'. En la práctica, esta decisión puede inhibir a muchos empresarios de formular nuevos ertes, lo cual, puede contribuir a aliviar el tapón administrativo que está suponiendo para los servicios de empleos el aluvión de expedientes de regulación temporal de empleo de las últimas semanas.