Son alimentos, no medicamentos. Para dejarlo claro y poner orden en la jungla de los llamados productos saludables, el Ministerio de Sanidad y Consumo va a controlar su publicidad y también va a exigir pruebas de las propiedades beneficiosas que dicen tener estos productos para la salud de los consumidores.

Esta nueva medida, que entrará en vigor el próximo mes de mayo, responde a la reivindicación que se ha venido planteado desde las asociaciones y de los colectivos de consumidores y a la denuncia de competencia desleal que se ha realizado por parte de la patronal de fármacos de venta libre, cuyos productos son sometidos a un control previo de publicidad por parte de la administración competente.

REGLAMENTO EUROPEO El subsecretario de Sanidad del ministerio, Fernando Puig, explicó que "la actual situación, no sólo sobre alimentos, sino sobre todos los productos que anuncian propiedades saludables (como los cosméticos), no puede continuar". A juicio del alto cargo del ministerio que dirige Elena Salgado, la autorregulación de la publicidad de estos productos, denominados saludables, está resultando claramente insuficiente e induce a error a los pacientes sobre los efectos beneficiosos de los productos que consume.

PUBLICIDAD SIN CONTROL "La publicidad sin control puede llevar a sustituir tratamientos farmacológicos por el consumo de determinados alimentos. Los alimentos pueden ayudar a mantener una vida saludable pero nunca curar; un medicamento es otra cosa", según advierte María Neira, que es la presidenta de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria.

María Neira anunció que por parte de la Unión Europea está preparando un reglamento, que entrará en vigor antes de que finalice el 2005 y obligará a probar científicamente todas las cualidades o ventajas añadidas que se atribuyen a los productos. "Las alegaciones o reclamos de venta no certificados serán sancionados", advirtió la presidenta de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria.

Para la responsable de seguridad alimentaria, los llamados alimentos saludables o funcionales cumplen su papel por ejemplo en el caso de embarazadas, madres lactantes o ancianos que necesitan suplementos de calcio u otros elementos. "Pero la proliferación de estos productos ha llegado a tal punto que a un alimento como la leche se le añaden diez propiedades. Se ha llegado a anunciar agua sin colesterol", según comentó la presidenta de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria.

La presidenta de la Agencia de Seguridad Alimentaria recuerda que hace cincuenta años no había más de 50 productos en las tiendas españolas. "Hoy tenemos más de 100.000, lo cual es positivo, pero --resume la presidenta de la agencia-- los ciudadanos deben saber que para llevar una vida saludable basta con una dieta equilibrada, como es la dieta mediterránea, beber dos litros de agua diarios y hacer al menos 30 minutos de actividad física".

TRIPLE VULNERACION Según la Confederación Española de Asociaciones de Consumidores y Usuarios (Ceaccu), estos productos, que no son alimentos indispensables, vulneran el derecho a la salud, la información y la protección de los derechos económicos de los consumidores.

El estudio de Confederación Española de Asociaciones de Consumidores y Usuarios explica que las propiedades de estos productos no siempre están demostradas y se incumple la ley de etiquetado y de publicidad, que prohibe que los alimentos sean anunciados atribuyéndoles propiedades preventivas o curativas. Además, son hasta un 190% más caros que los equivalentes tradicionales.

"No indican ni las cantidades mínimas recomendadas para alcanzar el efecto saludable ni el sector de la población al que van dirigidos. El Gobierno debe regular cuanto antes esta jungla", pide la presidenta de Confederación Española de Asociaciones de Consumidores y Usuarios, Isabel Avila.