El aumento de mujeres asesinadas por violencia de género no es significativo. Según una fuente muy fiable, la Red Feminista, del 2006 hasta ahora la media anual de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España es del orden de 87 al año, casi 90. En los últimos 10 años, han sido asesinados 68 niños por la figura paterna, pareja o expareja de la madre, y como venganza a esta. El promedio es cercano a seis niños al año, casi siete. Y no se incluyen en estas cifras las víctimas indirectas (familiares, amigos, testigos). Redondeando podríamos afirmar que entre mujeres y niños cerca de 100 personas son asesinadas al año por hombres maltratadores. Unas 1.000 personas por década. Según las cifras anteriores, a medio año le corresponderían unas 40 mujeres asesinadas. Estamos, pues, dentro de la media: a 15 de junio, 38 mujeres asesinadas, según cifras reales, no oficiales.

No existe un auténtico remonte en el número de asesinatos sexistas, pero sí remonta el machismo y la complicidad general con él. Se están dando diversas circunstancias que hacen cada vez más difícil salir del maltrato. Se han difundido infamias sobre denuncias falsas de las mujeres, sobre que ellas maltratan igual que los hombres, y que con mucha frecuencia manipulan a los hijos para predisponerlos contra los padres. Da igual que se haya demostrado que todo eso es rotundamente falso, el mito ha calado en los juzgados y denunciar es cada vez más difícil.

Muchos profesionales (de psicología, trabajo social, justicia), no quieren ver la violencia de género. En vez de hablar de maltrato hablan de conflicto familiar, dicen que el maltratador puede ser un buen padre, y que el interés superior del menor no es su seguridad y bienestar, sino estar al 50% de tiempo con cada progenitor. Aconsejan como una panacea la custodia compartida.

Los recortes, las tasas judiciales, la alta tasa de desempleo, se ceban ahora más en las mujeres maltratadas, han desaparecido recursos y servicios para ellas, han disminuido los cursos de formación para profesionales, han disminuido las subvenciones para las asociaciones que las atienden.

La tendencia legislativa es claramente reaccionaria. El anteproyecto de reforma del Código Penal pretende eliminar la expresión "violencia de género", tipificar amenazas y coacciones a la mujer como faltas leves, hacer que los delitos de violencia prescriban en un año, cambiar la posibilidad de cárcel en casos en los que hoy se da, por multa, y desproteger a los menores al dejar de considerar un agravante que el maltrato se produzca en su presencia.

No es extraño que las mujeres denuncien menos, porque su situación económica ha empeorado, son menos creídas, y pueden perder la custodia más fácilmente. Se está dando una peligrosa involución en igualdad y derechos de mujeres y niños, que puede necesitar generaciones para volver al nivel en que estaba. Si las mujeres hubieran matado a sus parejas e hijos a razón de 100 al año, ya se hubieran sacado los tanques a la calle contra ellas. ¿No va siendo hora de que saquemos nosotras los tanques a la calle?