En vísperas del despliegue de las fuerzas militares europeas en Chad, Nicolas Sarkozy intenta evitar que la crisis de los detenidos por supuesto tráfico ilegal de niños no desemboque en un grave conflicto diplomático. El jefe del Estado francés llamó el domingo al presidente de Chad, Idriss Déby, para condenar la operación llevada a cabo por la oenegé Arca de Zoë al intentar sacar del país a 103 menores. Los 17 detenidos --nueve franceses tres periodistas), siete tripulantes españoles y un piloto belga-- declararon ayer ante el juez. El fiscal de Abéché reclamó anoche la inculpación de todos ellos, además de la de dos chadianos.

El fiscal pide que a los arrestados franceses se les imputen los delitos de "secuestro de menores" y "estafa", mientras que los tripulantes españoles fueron acusados de ser cómplices de un delito de secuestro de menores. Un portavoz del Ministerio de Exteriores español indicó a Europa Press que el cónsul francés había comunicado a las autoridades españoles esta información, aunque de momento el Gobierno no tiene constancia oficial de la misma, porque hasta hoy no se dará a conocer. La justicia del Chad ordenó el traslado a la prisión de Yamena de los europeos una vez que el juez anuncie los cargos en su contra.

Sarkozy, en su conversación con Déby, calificó de "ilegal e inaceptable" la actuación de la organización humanitaria, según un comunicado del Elíseo. El presidente dejó así claro a su homólogo que Francia no pedirá la extradición y que los detenidos quedan en manos de la justicia de Chad, aunque contarán con apoyo diplomático. Intentó de esa forma evitar que la crisis de los niños derive en un conflicto diplomático a pocos días del despliegue de las fuerzas europeas (Eufor) en la zona, prevista para noviembre. Una operación en la que Francia tiene un interés especial. De los 3.000 soldados europeos enviados para garantizar la seguridad de los refugiados del conflicto de Darfur (Sudan), la mitad son militares franceses.

PROBLEMAS INTERNOS Déby, para quien la operación europea resulta incómoda, ha asegurado que el caso de los niños no afectará al despliegue militar. Acosado por los rebeldes en el Este del país, el presidente de Chad ha promovido su imagen visitando a los menores en Abéché, cerca de la frontera con Sudan. "Se trata de un secuestro puro y simple de unos niños que tienen padres", dijo ante las cámaras desmintiendo que son huérfanos.

La televisión difundió el testimonio de uno de los niños. "Unos señores hablaron con mi padre, que ha autorizado mi partida para que vaya al colegio y que cuando sea mayor pueda tener un coche", relató el pequeño. La confusión en torno al origen de los niños seguía ayer creciendo. Ni siquiera estaba claro que se fueran refugiados de Darfur.

En unas imágenes enviadas ayer por un reportero de la agencia Capa detenido en Chad, los miembros de la oenegé dicen no haber hecho nada ilegal y que optaron por actuar mientras otros se mostraban "miedosos".