El satélite meteorológico Cryosat , un ambicioso y costoso ingenio europeo dedicado al estudio de los hielos polares, no envió ninguna señal después de su lanzamiento ayer desde la base de Plesetsk, en el norte de Rusia, confirmándose horas después que había caído al océano Artico.

El satélite, cuyo coste es cercano a los 200 millones de euros, dejó de responder a las comunicaciones del centro de control de Plesetsk a los seis minutos del lanzamiento, porque el cohete lanzador Rokot no llegó a separarse del satélite. La caída del satélite en el mar se produjo dos horas después del lanzamiento desde Plesetsk, que está a 800 kilómetros al noreste de Moscú.

Los análisis preliminares realizados por expertos rusos apuntan a que la parte delantera o nariz del cohete no pudo separarse debido a un fallo en su sistema de control. Según la Agencia Espacial Europea (ESA), el satélite debía desprenderse de la última etapa del lanzador Rokot , llamada Breeze , una hora y media después del lanzamiento y que la base belga de Redu debía haber recogido la primera señal.

Cryosat debía medir durante tres años, con una precisión desconocida hasta ahora, los cambios de espesor y extensión en las capas de hielo de los casquetes y los océanos del Polo Norte y del Polo Sur.