El sonda europea GOCE, un satélite de unos 1.100 kilos de peso dedicado a cartografiar la gravedad terrestre, se ha desintegrado al reentrar en la atmósfera terrestre tras cuatro años de actividad. La víspera se había especulado con la posibilidad de que algunos restos sobrevivieran al tránsito y que incluso cayeran en Italia, pero la Agencia Espacial Europea (ESA) ha informado de que no se tiene constancia del más mínimo daño y que, en caso de algún impacto, se habría producido sobre aguas del Atlántico sur, cerca de las islas Malvinas y la Antártida.

El GOCE, cuyo nombre corresponde en inglés a las siglas de Explorador de la Circulación Oceánica y de Gravedad, entró en la atmósfera terrestre la pasada madrugada en un recorrido que pasó por Siberia y el Pacífico, según ha subrayado la ESA en un comunicado.

El pasado 21 de octubre, la ESA declaró finalizada la misión del satélite, cuyo funcionamiento aportó "información valiosa para el conocimiento de la circulación oceánica, la evolución del nivel del mar o diferentes capas de nuestro planeta", según la agencia.

Aunque la mayor parte de los 1.100 kilos del satélite se desintegró por completo, la previsión es que hasta un 25% alcanzara la superficie terrestre en forma de pequeñas residuos. La reentrada en la atmósfera fue monitorizada por el Inter-Agency Space Debris Coordination Committee y la oficina de la ESA encargada de vigilar la basura espacial.

Chatarra espacial

Según Heiner Klinkrad, responsable de la oficina de chatarra espacial de la ESA, "en los 56 años de vuelos espaciales han reentrado en la atmósfera unas 15.000 toneladas de objetos fabricados por el ser humano sin causar hasta el momento ningún daño a personas".

Aunque el GOCE es un satélite de un tamaño más que considerable, en fechas recientes se ha registrado el reingreso en la atmósfera de satélites aún mayores y sin causar daños. En enero del 2012, por ejemplo, se desintegró la sonda rusa Phobos, de 12.000 kilos, que falló al iniciar su previsto viaje a Marte. Y en el 2011 estallo el ROSAT, un telescopio alemán con visión en rayos X y un peso cercano a las dos toneladas.