Fernando Savater (San Sebastián, 1947), miembro de la plataforma Basta Ya y uno de los intelectuales más afines a la política del Partido Popular en el País Vasco, se muestra muy crítico con la actuación del Gobierno en materia cultural. El catedrático de filosofía de la Universidad Complutense de Madrid ve "muy mal" la obligatoriedad de la religión, la separación de los currículos a los 14 años, la desatención de la enseñanza pública en beneficio de la privada, amén de la subvención de la Fundación Francisco Franco.

"Las religiones, cuando más peso tienen en una sociedad, más perjudican el desarrollo de la misma", asevera el autor de Etica para Amador , que recuerda que "la ética la tenemos que tener todos para convivir, pero la religión es algo privado". Desde su punto de vista "no tiene sentido" que esta materia pase a ser obligatoria: "La obligatoriedad de la religión es como puntuar las buenas obras de los alumnos. No tiene sentido. No se puede decir: el que haya hecho tres buenas acciones, sobresaliente; el que haya hecho dos, notable; rece un padrenuestro, siete y medio. Es un auténtico disparate".

SISTEMA DISCRIMINATORIO

A su juicio, la política de separar los itinerarios académicos a los 14 años es "discriminatoria", ya que es "es muy pronto para decir este vale para estudiar, este no. No me convence. Es estudiando cuando se ve quien vale para estudiar". Por ello defiende una escolarización "igualitaria y pública" porque "quien no puede pagarse una educación privada es quien más la necesita dado que, generalmente, provendrá de un entorno con un clima cultural menos favorable".

Como docente, Savater ha pulsado en los últimos tiempos un descenso importante en la capacidad de lectura y comprensión de las nuevas generaciones: "Los jóvenes leen poco porque entienden poco lo que leen. A veces les leo cosas y les gustan, porque al explicárselo ven lo que es. Pero ellos solos cogen el libro y no lo entienden bien y lo dejan de lado". Por ello, se muestra un firme defensor del acercamiento de la filosofía a la calle y a la ciudadanía, aunque no "de los que dan soluciones y que traicionan lo fundamental de la filosofía, que es ayudar a pensar y no dar una receta".