Las "interacciones" -esa es la definición de los científicos-- de orcas con varios veleros en la costa gallega coparon titulares de prensa durante este verano. El novedoso comportamiento, que hizo temer a alguna tripulación consecuencias graves al perder el control de la embarcación, carecía de una explicación clara. Ahora los expertos lanzan una primera hipótesis de trabajo. "El detonante podría haber sido un incidente aversivo", de acuerdo con el Grupo de Trabajo Internacional Orcas Atlánticas.

El comité de expertos, en el que se integran los gallegos Alfredo López de la Universidade de Aveiro-CESAM y José Cedeira del CEMMA, explica que los acercamientos de los cetáceos de este verano son inéditos "debido al contacto físico de los ejemplares con la estructura de los barcos". Hasta el momento, no era extraordinario que orcas juveniles interactuasen con barcos "para satisfacer su curiosidad", en especial con elementos móviles y ruidosos de la popa. Lo que no tiene precedentes es que los animales manipulasen el timón, hasta romperlo en algunas ocasiones.

"El detonante de este extraño y novedoso comportamiento se considera que podría haber sido un incidente aversivo que las orcas tuvieron con una embarcación, en la que la velocidad del barco pudo ser un componente crítico. Por el momento seguimos sin evidencias claras de cuándo sucedió, ni siquiera tenemos certeza de que tipo de barco pudiera estar implicado, o si el incidente fue de forma accidental o intencionadamente".

Según el grupo de trabajo, a partir de este suceso se desencadenaron una sucesión de comportamientos ante la presencia de un velero navegando y que termina con un comportamiento preventivo consistente en detener su velocidad a través de la manipulación del timón. El incidente pudo ocurrir con un velero o con otro tipo de embarcación, y en este segundo caso la explicación sería que 'interactúan' con los objetivos que les resultan más sencillos. En todo caso, "dada la falta de evidencias tampoco se puede descartar que sea un comportamiento inducido por su propio interés y curiosidad, dado que al tocar partes móviles del barco pueden mover o llegar a detener un gran objeto en movimiento".

Los datos de las interacciones

Los expertos contabilizan desde julio 33 interacciones de las orcas con veleros: seis en el Estrecho de Gibraltar, posteriormente cinco en la costa portuguesa y en 22 ocasiones diferentes desde mediados de agosto, en Galicia, donde además fueron registrados avistamientos a lo largo de la costa, algunos incluso en playas.

Desde el día 10 de agosto se empezaron a registrar orcas en paso por la costa de Galicia, el 19 de agosto se detectaron un total de 13 ejemplares de orcas repartidos en tres grupos en todo el litoral, realizando interacciones con barcos tan solo uno de ellos. Se desplazaron hasta el norte de cabo Ortegal, regresando posteriormente al sur de Fisterra, y finalmente volviendo al norte hacia Camariñas, siendo la última interacción registrada en día 30 de septiembre.

Los barcos protagonistas de estas interacciones fueron inspeccionados para comprender mejor cómo ocurrieron las interacciones y qué tipo de contactos tuvieron lugar, en base a marcas encontradas alrededor del casco o de alguna señal de contacto físico de los animales con la estructura de la embarcación, limitándose casi exclusivamente al contacto con los timones. Tan solo el 15% de los contactos con las orcas fueron interacciones con daños a los veleros.

El resumen de la presencia de orcas en Galicia es que desde el 10 de agosto se registraron 46 contactos de los que el 52% (24) fueron avistamientos y el 48% (22) interacciones con veleros, de los que el 13% no presentaron consecuencias para los barcos, el 20% presentaron consecuencias leves que no impidieron la navegación y el 15% de los casos presentaron consecuencias de diversa consideración y que impedían la navegación.

En ningún caso, según el Grupo de Trabajo Internacional Orcas Atlánticas, peligró la integridad de las personas por la actividad directa delas orcas, aunque se dieron algunas situaciones de riesgo al encontrarse con interacciones nocturnas y duraderas, brusquedad en el movimiento de la rueda del timón o giros de la embarcación, lo que angustió a las tripulaciones por el desconocimiento sobre las orcas y su comportamiento.