En España, el primer centro de este tipo se creó en 1966 en la Complutense de Madrid, explica su responsable, César Pérez Ruiz, "aunque es diferente porque está dedicado a la flora silvestre". Ya tienen 10.000 muestras. El sistema de conservación es siempre el mismo: primero se secan las semillas y luego se han de conservar a temperaturas bajo cero. Si se hace bien, una semilla de trigo puede mantener su fertilidad durante más de 1.000 años.