Con la "conciencia tranquila" y culpando a la "escasez de medios" y a unas "leyes obsoletas". Así se presentó ayer ante la prensa la secretaria del caso Mari Luz , tan solo un día después de que sus compañeros pusieran patas arriba los juzgados españoles con una huelga de tres horas. Juana Gálvez, cuyo castigo por no ejecutar la condena que debería haber mandado a la cárcel al presunto asesino de la niña onubense ha sido el detonante de la protesta, leyó un comunicado en el que no mencionaba siquiera a la familia de Mari Luz Cortés.

Gálvez compareció por primera vez en público respaldada por el portavoz del Colegio Nacional de Secretarios Judiciales, de cariz conservador. Muy tensa, explicó que, pese a lo que consta en su expediente disciplinario, estaba "tranquila" porque había realizado sus funciones "con dedicación y empeño".

La secretaria subrayó "las carencias de medios personales y materiales" en los juzgados y la pervivencia de "unas leyes obsoletas" que impiden "prestar el mejor servicio". "Todo esto trae consigo los desgraciados sucesos que lamentamos y que esperamos que con el esfuerzo de todos puedan evitarse", explicó. A su lado, el portavoz del colegio, Luis Toribio, reiteró que la sanción es "injusta" y que volverán a manifestarse.

El padre de Mari Luz, Juan José Cortés, calificó de "lamentables" las declaraciones de la secretaria y denunció que su figura está siendo utilizada por el entorno judicial para acosar al Gobierno. Cortés dijo que le parecía "vergonzoso" y "una excusa que no se cree nadie" que Gálvez afirmara que con más medios se podría haber evitado la muerte de su hija.