Al mal tiempo, buena cara. La crisis económica global afectará, seguro, a la campaña turística por excelencia, el verano. Pero el sector no se deja intimidar, ofrecerá un número de plazas similar al del año pasado y ha comenzado una agresiva campaña para que los ciudadanos dispuestos a viajar se pongan las pilas y contraten ya cruceros, vuelos y paquetes para las vacaciones. Esperan una caída de la facturación importante, que podría llegar a ser en algunos casos de hasta el 20%, pero confían en que, al menos en volumen, la campaña se salve.

Cautela es una de las palabras más repetidas en el sector. La consigna de que "el turismo no está en crisis" es repetida por todos los actores, aunque también reconocen que la recesión afecta a los ciudadanos, que son los que tienen que pagar y que, por tanto, de una forma u otra les tocará. Pero a los consumidores les gusta salir, necesitan las vacaciones, y este es el clavo al que se agarran turoperadores y empresas del sector. Por ello mantienen el mismo número de paquetes y destinos que el pasado año, esperando que el consumidor responda a las numerosas ofertas que están lanzado. Las agencias confían casi a ciegas en las semanas más fuertes de la campaña veraniega (últimas de julio y hasta el 15 de agosto).