En Brasil hasta la política tiene su gracia. El Tribunal Superior Electoral del país ha hecho pública la lista de candidatos a las elecciones municipales y la relación de nombres no tiene desperdicio. Iván el Terrible , Malaquías el Profeta , Papá Noel , Robin Hood o el Chavo del Ocho son algunos de los miles de candidatos que concurren a estos comicios. No es coña. En Brasil los aspirantes pueden elegir el nombre que prefieran para figurar en la base de datos de las urnas. Uno puede pensar que son un poco burros, pero es que muchas veces la política es una burrada. Cosas de estas ocurren en todas partes. Un ejemplo son los pisos patera del PP, que también tienen su gracia. Su triste gracia. Es curioso que en viviendas de Mérida aparezcan domiciliados un centenar de militantes populares de Badajoz y todo por la consecución de un cargo dentro del partido. Y es que las burradas políticas tienen como único fin convertirse en un seguro para la victoria del candidato. Hablando de burradas, leo que los burros se habían constituido en los últimos años en una importante oferta del turismo rural en zonas como Castilla y León, pero parece que las aseguradoras van a joder el invento. Ninguna compañía quiere ya suscribir pólizas de accidente que cubran los paseos turísticos a lomos de estos animales. Y claro, la cosa se complica, porque para mirar sin problemas hacia el futuro tienes que tener un buen seguro, aunque seas un burro. Posiblemente en lo de los pisos patera todo hubiera sido más seguro si los militantes se hubieran domiciliado con nombres artísticos, como en Brasil, porque así todos sabrían a qué atenerse: o el Chavo del Ocho o Robin Hood.